Vamos a hablar del tema de la fecha. El Argentinazo fue una rebelión popular justa, que se vio enlutada por la decisión del inefable De la Rúa de declarar el Estado de Sitio y de la ejecución asesina por parte de Mathov que costó más de 30 muertos al pueblo. Pero fue una rebelión que tuvo grandes triunfos para el pueblo y la Nación. En primer lugar, a partir de esta rebelión es que el Parlamento en su conjunto declaró el default de la deuda soberana. Esta declaración, ridiculizada después por el macrismo, tenía toda la presión de la rebelión popular, y además el fundamento de que en las Cámaras estaba toda la investigación de Alejandro Olmos recientemente depositada y el dictamen del juez Ballesteros. Fue gracias al default que durante 5 o 6 años no se pagó un peso de la deuda externa y ésta fue la base del ciclo de crecimiento más grande que tuvo la Argentina en las últimas dos décadas, que fue del 2002 al 2008.
Muchas veces esta historia se la cuenta como que ese ciclo de crecimiento fue gracias a la devaluación de Duhalde y a los precios de la soja. Desde ya que estos dos factores incidieron, pero la devaluación de Duhalde lo que hizo fue castigar los sueldos y dar una gran tasa de ganancia a las empresas. El viento de fondo de la soja fue desde ya un factor favorable, que fue aprovechado plenamente porque durante 6 años no pagamos un peso de deuda. La deuda externa fue el tema esencial que desangró en los últimos 40 años a la Argentina y que hoy sigue vivo.
Entonces, el Argentinazo fue una rebelión que dio sus triunfos y fue significativo. El otro tema es que la declaración del Estado de Sitio provocó una rebelión inmediata y fue el primero en la Argentina que no se pudo aplicar.
M. A. De Renzis: Pasó algo muy importante cuando el 3 de diciembre se le dijo a la población que no podían sacar su propio dinero cuando Cavallo era el ministro, desde ese día al 19 pasaron días de nebulosa en la Argentina, primero expropio tu plata, después te aplico la ley para que no protestes y ahí fue cuando la rebelión explotó.
Arnoldo Gómez: Y dejó huellas muy significativas, porque esto es lo que se hereda, cuando la Corte Suprema de Macri quiere imponer el 2×1, se volvió a tener un gran levantamiento en las calles que revirtió un fallo del alto tribunal. Acá va a ser muy difícil que un gobierno reaccionario vuelva a imponer un Estado de Sitio después de aquel antecedente. Además, tuvo la secuela de que en el gobierno de Rodríguez Saá, al ingresar las Madres de Plaza de Mayo a la Casa Rosada dejó el antecedente para que después el Parlamento, a propuesta del Poder Ejecutivo, derogara las leyes de Obediencia Debida, Punto Final y el Indulto, y que hoy la Argentina sea un emblema mundial donde tiene al grueso de los genocidas pudriéndose en la cárcel.
Y en tercer lugar, en esa situación con el ingreso de los piqueteros a la Casa Rosada se generalizaron los planes sociales que pasó a ser una política de Estado. De aquel movimiento piquetero que queda en pie es la Corriente Clasista y Combativa, que por eso va a hacer la conmemoración en el Obelisco. Hoy es un movimiento que se ha transformado en los movimientos sociales, pero ese movimiento piquetero fue el que impuso una política de Estado respecto de este fenómeno mundial que es la precarización del trabajo.
M. A. De Renzis: Se gritaba “piquete y cacerola, la lucha es una sola”, eran distintas clases sociales que se mesclaban en ese grito.
Arnoldo Gómez: Yo venía en la columna de La Matanza que entró a la Capital, unos meses antes, y los comerciantes de Liniers recibieron a esta columna con una olla popular, y ahí en la columna brotó ese grito “piquete y cacerola, la lucha es una sola”. Esto es importante porque hasta ese momento, después se volvió a reinstalar, estaba la idea de dividir al movimiento piquetero del resto del movimiento popular. Esa consigna fue clave y terminó con el gobierno del inefable De la Rúa.
Yo quiero recordar esta rebelión con dolor por los hechos luctuosos debido a esta decisión horrible que tomó el gobierno y que ejecutó en forma asesina Mathov, pero también con el orgullo de un pueblo con una capacidad de resistencia y rebelión que nunca dejó asentarse por largo tiempo a la reacción y siempre deberá ser tenido en cuenta por quien detente el poder.