Macri, como muchas otras veces, visitó la provincia de Jujuy.
Pero esta vez, a diferencia de las anteriores, distintas organizaciones, fuerzas políticas, gremios y ciudadanos en general, mostraron su rechazo a las políticas que está implementando el gobierno en todo el país.
Dentro de su ajustada agenda, que se modificaba permanentemente en las horas previas a su llegada, Macri decidió de último momento suspender el acto previsto en La Quiaca, donde se pensaba dar el puntapié formal al operativo «Frontera Norte», que cuenta con el traslado de más de 500 efectivos militares a tareas de frontera y la tan cuestionada «seguridad interior».
Justamente, el día anterior, organizaciones de pueblos originarios habían difundido por redes sociales imágenes que se viralizaron rápidamente, donde se denunciaba la «Instalación encubierta» de una base militar en La Quiaca, en alianza con el Ejército de EEUU.
El día de su llegada, organizaciones gremiales de estatales montaron un bloqueo de ruta a las puertas del aeropuerto, colgando pancartas y consignas en repudio a su visita.
Al mismo tiempo, fuerzas políticas, gremiales y organizaciones de Derechos Humanos acompañados por una nutrida Asamblea de la CCC Capital, llevaron adelante un acto de repudio en Plaza Belgrano, frente a la Casa de Gobierno provincial.
Pero fue en Tilcara donde Macri sufrió el mayor contratiempo: ya desde la entrada al pueblo podían leerse carteles en repudio a sus políticas, y al momento del acto programado, las fuerzas de seguridad tuvieron que contener un numeroso escrache que repudiaba tanto su presencia como el rumbo político neoliberal de ajuste económico que Macri está implementando. Apresurado, el presidente sorteó el incómodo momento abandonando el lugar en helicóptero. El hecho, bastante simbólico, fue interpretado por algunos habitantes y dirigentes políticos como un pantallazo al futuro, de persistir el rumbo político que Macri hoy sostiene sin perspectivas de cambio.
«Yo sé lo que es vivir en la pobreza», dijo en su visita a Jujuy, el cínico gobernante criado entre almohadones de seda y negocios ilícitos con el Estado. Pero el pueblo jujeño no olvida, ni la Pachamama tampoco: los que saquean nuestros recursos, venden la patria y hambrean a su propio pueblo, tarde o temprano, sienten el rigor del rechazo generalizado, que empieza a crecer de a poco. Por las perspectivas económicas del país, pareciera ser sólo una cuestión de tiempo y organización popular.
Escribe Juampi Sapito Alba