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07 de febrero de 2018

En una reciente reunión de compañeras y compañeros metalúrgicos (ver hoy 1703) se analizó la situación en el gremio.

Unidad de los metalúrgicos para enfrentar esta política

Apuntes de una reunión nacional

La lucha contra la aprobación de la reforma previsional unió a amplios sectores de la población, incluidos sectores de la clase obrera que habían votado al macrismo y reapareció la unidad en las calles. Esto produjo un cambio en la situación política y alertó a las patronales de grandes monopolios que aceleran el paso, con reforma laboral o sin ella, para aumentar y flexibilizar la producción, abaratar costos vía salarios y, con el respaldo político del gobierno nacional, avanzar en la liquidación de las organizaciones gremiales en sus fábricas.
Importantes columnas de metalúrgicos estuvieron llenando la plaza de los Dos Congresos y algunos en la primera fila del combate, para impedir su tratamiento y después su aprobación. Hay quien dice que más de 19 seccionales estuvieron manifestando su rechazo a la reforma, empujados por la bronca que hay abajo, que se refleja en muchas direcciones intermedias de la UOM. Al mismo tiempo hubo gran protagonismo de las seccionales del interior.
Ahora vienen por la reforma laboral, con la que pretenden borrar los fundamentos de la legislación laboral argentina, modificar los convenios colectivos de trabajo a la baja y, sobre todo, liquidar los cuerpos de delegados y las comisiones internas de fábricas. “Basta que ‘cuatro negros’ digan cómo y cuándo producir”, dicen las patronales.
Esta situación que quedó clara para importantes sectores de nuestro gremio, ha planteado la necesidad de enfrentar y luchar contra esta política, sobre todo en las empresas organizadas sindicalmente y en muchas direcciones intermedias. Por eso podemos afirmar que hay una crisis grande en toda la UOM, por las distintas posiciones frente al macrismo: los que traicionan y aceptan el “dunga, dunga”, los que concilian, y los que quieren enfrentar.
Experiencias como los reagrupamientos en Casilda, las convocatorias de la Comisión Interna de Acindar, Tenaris, y Chapa Naval en Villa Constitución, o la reciente lucha de Envases del Plata en Morón, hay que seguirlas y ver los cambios que se van produciendo. Como en el conflicto de Stock de la Zona Sur.
La crisis dentro de la UOM ha puesto todo en movimiento, y nos tenemos que ir clarificando pero partiendo de una posición de clase. No hay negociación posible que mejore o suavice los alcances de la reforma laboral, hay que enfrentarla.
Dejando clara nuestra posición frente a este gobierno que no ha cumplido una sola de las metas que se propuso, como eliminar el Impuesto a las Ganancias, frenar la inflación, y terminar con los déficits del Estado cada vez más grandes; con un país cada vez más endeudado externa e internamente, donde distintos sectores de las clases dominantes se pelean para ver quién saca la mejor tajada y se profundiza la dependencia, sobre todo de la industria nacional que va camino a desaparecer, luchamos por unir a los metalúrgicos para enfrentar esta política.
 
La Unión Obrera Metalúrgica 
Antonio Caló, secretario general de la UOM nacional dijo en el coloquio de IDEA, donde se reunieron los principales empresarios del país, “no estamos en contra del gobierno… tenemos que ceder algo…”. Después de eso Caló aprobó el convenio de Tierra del Fuego que suspende por dos años la paritaria -supuestamente para evitar despidos- y su representante en la CGT (Barba Gutiérrez) aprobó las modificaciones al proyecto de la reforma laboral que negoció el triunviro de la CGT con el gobierno de Macri. Las repercusiones que tuvo esa negociación -que se quiso justificar con el “blanqueo” de los trabajadores en negro- conmocionaron y fueron un revulsivo en muchas fábricas, que manifestaron su oposición frente a las sedes de algunas seccionales. La reacción contra la reforma previsional, metiéndole la mano en el bolsillo a los jubilados y pensionados que tuvo a muchas seccionales manifestando su bronca frente al Congreso, le dio la oportunidad a Gutiérrezpara retirarse “por izquierda” de la CGT.
Nosotros queremos la unidad de los metalúrgicos para enfrentar esta política, para recuperar el orgullo que esta dirección sindical hipotecó al servicio de los intereses de grandes monopolios internacionales, abonando la defensa de la industria nacional.
La unidad se va a concretar de abajo hacia arriba, desde los cuerpos de delegados y comisiones internas que actúen con mandatos de sus compañeros y van a ser parte de esa unidad las direcciones intermedias que vienen mostrando su firme disposición para defender los derechos de los metalúrgicos. Pero no va a ser posible con un Secretariado Nacional que como dijo Caló refiriéndose al acuerdo de Tierra del Fuego “esto es como la perinola, al que le toca, le toca”.
De lo que no hay ninguna duda es que acá ha emergido una corriente combativa que no delega, que pasa a tener una posición activa contra la política del gobierno y las patronales, que busca el protagonismo de la masa, desde un posicionamiento verbal, formal, hasta protagonizar en las calles, cortes de rutas, paralizar las plantas.
Son grandes masas que han quedado heridas, con mucha bronca, que tienen un balance abierto: “mirá todo lo que hicimos y no pudimos”, “con éstos no se puede”, “si la CGT hubiera ido a fondo la reforma previsional no pasaba”, y otras que balancean que “este es el camino, profundizar el camino de unidad y lucha”.
Todos los caminos están en disputa: el de la traición, los que concilian con centro en la negociación, y otro sector que emergió y que está dispuesto a ir a fondo en la lucha. Es una necesidad clarificar, porque también hay mucha confusión. El tema de la fuerza propia y tener iniciativa es fundamental. La línea es encabezar la lucha y el reagrupamiento atendiendo las diferentes situaciones y el papel que puedan jugar las agrupaciones, los cuerpos de delegados y, particularmente, el centro desde el Partido.
Es una situación que abre la posibilidad de un crecimiento cuantitativo y cualitativo de nuestra fuerza, que a partir de una línea justa se puede transformar en mayoría.
Vamos a un 2018 con grandes luchas, no hay que subestimar la bronca que quedó por la aprobación de la reforma previsional. El tema previsional es un tema que trasciende todas las clases sociales. Se meten con los jubilados, con los más débiles ¡con los viejos no!
Esto golpea dentro de las fábricas hasta a sectores jerárquicos de las empresas, y los mayores de 50 años tienen una influencia política muy grande sobre la masa en su conjunto, y particularmente sobre los jóvenes. Es un tema abierto, no cerrado.
Te jubilás a los 70 años y para muchos es una tragedia. Esto está abierto, y hay que darle una forma de continuidad, hay que llevarlo a la paritaria. El gobierno cerró, los trabajadores no. Sería un grave error dar por cerrado este tema, hay que reabrirlo y desarrollar un movimiento por la derogación, que incluya organizar a los mayores.
Es imprescindible crear una corriente nacional metalúrgica que tenga posición, que tenga programa, que tenga iniciativa, y sobre todo que desarrolle una fuerza propia que vaya a la disputa de estas corrientes que son nacionales.
Está en crisis el modelo sindical y sus direcciones principales. En esto entran las direcciones sindicales y sus direcciones políticas, particularmente con sectores del peronismo, ya que hay contradicción entre la masa y las direcciones políticas.
Hay grandes sectores del peronismo, incluso algunos influenciados por el Papa Francisco, a quien consideran su líder espiritual y político, que no quieren estar con los traidores de Caló, ni tampoco con los sectores kirchneristas (PC, La Cámpora, etc.) que plantean “Cristina volvé”. Tenemos que confluir con estos sectores.
Se abrió una situación que está en curso. Es un momento en el que hay que ubicar lo que “se abrió” más que “cerrar posiciones”.
Es imprescindible poder resumir la práctica de las masas, que tiene una riqueza enorme, y la de nuestro Partido, para generalizarlas.
Hay que integrar experiencias avanzadas de otros gremios y ramas, como la de Astilleros, Alimentación, Petroleros, Aceiteros, Obras Sanitarias, Azucareros, Portuarios, Estatales, etc.
El gobierno y las patronales mantienen la ofensiva y utilizarán todas las formas posibles para imponer paritarias a la baja y reforma laboral a fondo, y nosotros tenemos que redoblar la contraofensiva que le ocasionó un costo político de enorme magnitud, al punto tal que se puso en cuestión la “gobernabilidad”, y donde han quedado resentidos sectores donde se asentaban, como en las 62, como los “gordos” de la CGT, que fueron desbordados. Esto se expresó en la posición de la CGT que pasó del apoyo al rechazo a la reforma laboral.
El gobierno trabaja activamente con la Justicia, con el “palo y la zanahoria” para disciplinar los gremios, y la UOM no está al margen de esto: la mitad del Consejo Directivo está implicada en las causas de lavado de dinero. 
Se podría decir que las luchas no se han interrumpido. Hay situaciones en nuestro gremio de suspensiones, despidos, cierre de plantas, de lo cual tenemos que armar el mapa de conflictos en curso, conocerlos bien y encabezar el apoyo y la solidaridad activa.