La Argentina atraviesa una aguda crisis económica. Ella se origina en una estructura económica dependiente y atrasada por la subsistencia del latifundio que permite al imperialismo descargar sobre nosotros y demás países oprimidos la crisis económica mundial.
La Argentina atraviesa una aguda crisis económica. Ella se origina en una estructura económica dependiente y atrasada por la subsistencia del latifundio que permite al imperialismo descargar sobre nosotros y demás países oprimidos la crisis económica mundial.
La crisis económica mundial se da en el marco de una acentuada disputa entre las dos superpotencias (EE.UU. y Rusia) por un nuevo reparto del mundo. Esta disputa se manifiesta en nuestro país a través de la pugna entre los distintos sectores de terratenientes y de gran burguesía en el seno de la dictadura militar, y en la sorda lucha por apoderarse de las palancas claves del país: desde la tierra a las industrias y los resortes económicos controlados por el aparato estatal.
La crisis golpea a la economía nacional atenazada por una estructura basada en el latifundio (el 6,2 por ciento de los establecimientos controla el 74,6 por ciento del total de la tierra apta para la producción agropecuaria) y por la dependencia al imperialismo. Terratenientes y monopolios imperialistas, principalmente yanquis, han sido, directa o indirectamente, los principales beneficiarios de esa estructura.
Hoy la Argentina es uno de los principales países en disputa en el mundo entre las dos superpotencias (los EE. UU. y la URSS). Apoyándose en fuertes posiciones ganadas por sus testaferros y agentes, que controlan una gran parte de la industria, la explotación agropecuaria y minera, y fundamentalmente las finanzas y disfrazándose de antiimperialista y democrático, el socialimperialismo soviético ha pasado a disputar el poder a los yanquis v sus socios en la Argentina. A partir del gobierno de Lanusse, y luego con el ministerio Gelbard y 1a infiltración y el copamiento de gran parte del gobierno peronista crearon las condiciones para expandir su poderío económico y son, junto a los monopolios yanquis y terratenientes, responsables del descalabro económico del país al que sangraron con grandes negociados (caso Aluar), el mercado negro, o la fuga de divisas (caso Graiver). Hoy, los militares prosoviéticos y los terratenientes y grandes burgueses intermediarios, o asociados, al socialimperialismo, tienen predominio precario en la dictadura. No tiene nada de extraño que apliquen una política fascista a imagen y semejanza de sus amos socialfascistas.
El gobierno peronista, que tomó el gobierno condicionado por compromisos con la dictadura anterior, al no destruir la estructura de atraso y dependencia sobre las que operan los terratenientes y los imperialistas, y el Estado que le sirve, fue impotente para impedir el golpe de Estado del 24 de marzo. Su conciliación frente al chantaje de los enemigos del pueblo y de la patria fue aprovechada por éstos para hacer sus grandes negocios y promover el golpe de Estado. También la conciliación de fuerzas populares, como las que expresan el radicalismo y el socialismo, fue aprovechada sibilinamente por los golpistas imperialistas.
Así, la clase obrera se encontró aislada, y el pueblo dividido, y sus enemigos pudieron imponerse a través del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.
Los personeros de la dictadura militar pretenden utilizar como chivo emisario de la crisis al peronismo, y demás fuerzas populares, a los que acusan de ser responsables de la misma. Entretanto aplican una política económica que al estar al servicio de sus intereses, descarga todos sus efectos sobre la clase obrera y el conjunto del pueblo. Y para hacer efectiva esa política, recurren a la más sangrienta represión y terror fascista. Reiteran así el camino fracasado de las dictaduras militares anteriores que, al basarse en la “ayuda” imperialista y el fortalecimiento del latifundio en el campo, acentuaron las condiciones de atraso y la dependencia que originan las crisis. El resultado es la quiebra de la pequeña y mediana empresa, agrícola, comercial e industrial; la desocupación masiva y la caída del salario real; 1a carestía de la vida unida a la recesión económica.
La lucha contra la dictadura militar proterrateniente y proimperialista requiere la más amplia unidad de todas las fuerzas populares y patrióticas. Para unir fuerzas contra la dictadura, es necesario además luchar por una respuesta revolucionaria en materia económica, que permita resolver la crisis a favor de los intereses del pueblo y de la Patria. Ello solo se puede hacer golpeando a los verdaderos responsables de la crisis, que son quienes hoy se mueven tras la dictadura. Para ello es necesario derrocar revolucionariamente a esta dictadura y el poder que la sustenta, e imponer un gobierno provisional revolucionario que exprese la unidad de todas las fuerzas patrióticas antidictatoriales, llame a elecciones totalmente libres, para una Convención Constituyente plenamente soberana, y entretanto aplique un programa de emergencia.
El PCR propone el siguiente programa de emergencia
Ante la grave situación de crisis nacional, y para enfrentar y derrocar la dictadura proimperialista y proterrateniente, el Partido Comunista Revolu-cionario de la Argentina convoca a la más amplia unidad de todas las fuerzas patrióticas y democráticas, llamando a movilizarse por las siguientes reivindicaciones.
1) Frenar el terror fascista de la dictadura
Unidad, organización y movilización popular para enfrentar el terror fascista de la dictadura videlista, luchando por la libertad de todos los presos políticos y sociales y contra toda su política represiva, llamando a todos los sectores patrióticos y democráticos de la burguesía nacional y de las FF.AA. y de Seguridad a tomar una posición decidida junto al pueblo.
Enfrentar masivamente los llamados “operativos antisubversivos”, denunciando los atropellos y coordinando las fuerzas para el levantamiento popular armado frente a la dictadura que reprime al pueblo y nos lleva a una guerra civil con el pretexto de la lucha antisubversiva.
2) Libertad y democracia para el pueblo
Lucha por garantizar el libre accionar del movimiento obrero, campesino, estudiantil, barrial y popular. Asambleas por lugares de trabajo y de vivienda, fabricas, escuelas y colonias, para organizar la lucha, eligiendo delegados, removiendo a los dirigentes conciliadores con la dictadura y expulsando a sus representantes. Luchar por un autentico federalismo y la defensa de las autonomías comunales, levantando las reivindicaciones provinciales y municipales, enfrentando a los interventores de la dictadura videlista.
3) Acabar con la política de hambreamiento
– Aumento, general de salarios llevando el salario mínimo vital a 35.000 y a 50.000 pesos para la familia tipo, con 3.000 por esposa y cada hijo y 1.500 de escolaridad por hijo.
– Respeto de las 8 horas como jornada de trabajo para los obreros rurales.
– Cumplimiento estricto de las reivindicaciones establecidas originariamente por la Ley de contrato de trabajo para la mujer trabajadora.
– 82 % y 75 % móviles para todos los jubilados y pensionados.
– Reapertura de las fuentes de trabajo cerradas y apertura de nuevas, especialmente en el interior. Reincorporación de los cesanteados luego del 24 de marzo.
– Tierra, precios compensatorios y diferenciales y rebaja de impuestos para el campesinado pobre y medio.
– Congelación de alquileres en un porcentaje que no exceda el 15 % del ingreso del jefe de la familia inquilina.
– Remedios gratuitos y presupuesto suficiente para los hospitales.
– Ingreso irrestricto y becas para los obreros y campesinos y sus hijos en la escuela secundaria y en la Universidad.
– Créditos y rebajas de impuestos para la pequeña y mediana industria y comercios nacionales. Créditos a profesionales y científicos.
– Congelación de precios de los artículos de primera necesidad y de las maquinarias e insumos claves para el agro y la industria.
4) Severa represión de la especulación y el sabotaje
– Control obrero de la producción y de los libros (abolición del secreto comercial) castigando con la confiscación de bienes y el encarcelamiento a todo aquel que acapare la producción, oculte los ingresos, falsee los balances, sabotee la producción y no adopte las medidas conducentes a elevarlas.
– Control por comisiones de consumidores designados en asambleas de vecinos con participación de los sindicatos y comisiones internas de la zona, de la entrega de los productos, su facturación y el respeto de los precios máximos.
– Expropiar las viviendas desocupadas propiedad de las compañías constructoras que se dedican a la especulación; adjudicación de las mismas a obreros y empleados.
5) Defensa de los pequeños productores agrarios y del comercio e industria nacionales
Créditos y compra preferencial por el Estado a los campesinos pobres y medios.
Rebaja del flete ferroviario y por ruta a Ios quinteros y granjeros que deseen vender sus productos directamente a los consumidores en mercados, ferias, plazas y calles, liberando a estas ventas de todo impuesto.
Créditos preferenciales con bajo interés y rebaja de impuesto para las pequeñas y medianas industrias, comerciantes, profesionales y artesanos. Preferencia para los mismos en las licitaciones y compras del Estado.
Nacionalizar la banca y las grandes compañías financieras y de seguros extranjeras, respetando los derechos de los pequeños y medianos depositantes y/o accionistas, y asegurando un estricto control del crédito dirigido a satisfacer las necesidades inmediatas de los distintos sectores populares y del empresariado nacional.
6) Tierra para todo aquel que quiera trabajarla
Expropiación de los grandes latifundios que traban el progreso del agro y del país entregando la tierra a las masas de los obreros rurales y campesinos para posibilitar la entrega de unidades económicas a todo aquel que quiera trabajarla, en particular a los campesinos pobres y medios y sus hijos, con control de estos sectores y de los obreros rurales, y permitir el desarrollo de la producción agropecuaria.
7) Independencia económica y plena soberanía nacional
– Expropiar los monopolios yanquis (Esso, Standard Electric, IBM, Cargill, Ducilo, Minera Aguilar, Squibb, Ford, Chrysler, General Motors, Transax, Rigolleau, etc.), para asegurar un manejo independiente de la economía nacional, y a los grandes monopolios del comercio intermediario como Bunge y Born. Conclusión del contrato y expropiación de las acciones preferidas de FATE en Aluar, respetando los intereses de los pequeños y medianos ahorristas y las empresas nacionales. Castigar severamente a los responsables de vaciamientos y contratos dolosos contra el Estado.
– Nacionalización del comercio exterior, aplicando una política activa de convenios bilaterales en beneficio mutuo, con todos los países del mundo. Severa represión del contrabando.
– Recuperar el control de los medios de comunicación en manos de los testaferros rusos y yanquis.
– Prohibición de importación de aquellos elementos que se producen internamente y provisión por el Estado a precios estables de los insumos y maquinarias importadas necesarios para el funcionamiento y desarrollo de la industria nacional.
– Anulación de todos los pactos y acuerdos militares (de Río de Janeiro, operativos Unitas, misiones militares y extranjeras, etc.), que comprometen la soberanía popular.
– Defensa de la soberanía nacional sobre las 200 millas marítimos. Recuperación de las islas Malvinas.
– Política de defensa de los derechos nacionales sobre el Atlántico Sur y la Antártida argentina y los estrechos y pasos marítimos sobre los que el país debe ejercer su soberanía autorizando o desautorizando el tráfico de naves de guerra, y monopolio nacional de la explotación petrolera en general y en especial el de la plataforma marítima.
– Desarrollo de la pesca marítima en manos estatales y privadas nacional.
– Estímulo al desarrollo de una poderosa industria naval en manos estatales y construcción del puerto de aguas profundas.
8) Liquidar definitivamente la inflación
Estipular un valor fijo para el peso en relación con las monedas extranjeras y prohibición a toda circulación interna de moneda extranjera.
Establecer el canje obligatorio, y con plazo determinado, del dinero circulante por un nuevo billete cuyo valor será estable. Severa aplicación del principio de no emitir cantidad alguna de papel moneda que no este relacionada con una producción equivalente de bienes.
– Eliminación del déficit fiscal, aplicando un impuesto de hasta un 5 % del activo a los monopolios imperialistas, a los terratenientes y el gran capital. Evitar la evasión fiscal, con la abolición del secreto comercial y el control de los obreros y empleados. Reducir los impuestos a la pequeña y mediana empresa agraria, industrial y comercial.
9) Saneamiento financiero externo
Severo control de cambios y en el uso de las divisas, en función de los intereses del pueblo y del progreso nacional.
Desconocer la deuda externa contraída por los gobiernos entreguistas con el imperialismo yanqui y los organismos internacionales por él controlados. Moratoria y renegociación del resto de la deuda.
10) Política firmemente antiimperialista y de unidad con el Tercer Mundo
Participación activa junto a los demás países del Tercer Mundo en la defensa de las materias primas y alimenticias.
Firme política de unidad antiimperialista con los pueblos revolucionarios y del Tercer Mundo en particular con los de América Latina, mancomunando esfuerzos con todos los países que enfrentan a las dos superpotencias, EE.UU. y la Unión Soviética.
La unidad de todas las fuerzas patrióticas y populares es clave para frenar la política de entrega, hambre y represión de la dictadura videlista. La lucha por imponer una política auténticamente nacional y popular es parte de la lucha por derrocar a esta dictadura, destruyendo el Estado oligárquico-imperialista en que se sustenta, para iniciar un camino de verdadera liberación. Muchas veces hemos derrotado a las fuerzas proimperialistas y proterratenientes y a los gobiernos que las expresan, pero también todas las veces han vuelto; para que esta sea la definitiva, la lucha debe dirigirse a garantizar la insurrección popular armada, el argentinazo triunfante, que destruya para siempre el poder de la oligarquía y el imperialismo.