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13 de abril de 2021

Hora Política Hoy N° 1859

Unir al pueblo para avanzar en la lucha

Con el avance de la nueva ola del Covid-19 crecen los contagios y aumentan los padecimientos de los que menos tienen. Es una necesidad profundizar la lucha y la unidad para seguir enfrentado la pandemia, el hambre, la inflación y en defensa de nuestra soberanía.

1. Llegó la segunda ola

Llegó la segunda ola de la pandemia. Los contagios que habían caído a 4.000 el 16 de febrero, subieron a 24.130 el 9 de abril. Los fallecimientos habían retrocedido a 83 el 1 de abril y en nueve días treparon a 277. Estudios recientes advierten que hay circulación comunitaria de las nuevas y agresivas cepas del Covid-19, la de Manaos y la de Inglaterra.

Este agravamiento de la pandemia se da en una situación donde la inflación agudiza el hambre y las demás emergencias que sufre nuestro pueblo. El sistema de salud está golpeado por el cansancio de sus trabajadores; no solo porque sufren largas jornadas de trabajo, sino también por la insuficiencia de elementos de seguridad y los bajos salarios. Hay hospitales y clínicas que están colapsados, o al borde del colapso.

En medio de la infame monopolización imperialista de las vacunas, se logró un paso: se consiguieron 7.266.500 dosis. Se aplicaron 5.313.612 (4.586.426 con la primera dosis y 727.186 con la segunda).

Hubo cierta aceleración en la vacunación. Pero se sigue subestimando la necesidad de basarse en los comités de crisis, las y los jóvenes voluntarios, y las y los promotores de salud, imprescindibles para llegar a todas las y los que habitan nuestro suelo.

 

2. Garantizar la soberanía alimentaria

El gobierno tomó medidas sanitarias para reducir la intensidad de la ola de Covid-19, tratando de impedir el colapso. Pero las medidas sociales y económicas, como el Repro 2, son insuficientes frente al enorme agravamiento de la crisis social.

En primer lugar es necesario un nuevo IFE (Ingreso Familiar de Emergencia) para llegar a cientos de miles que no tienen ningún ingreso. También aumentar el monto de los planes, la tarjeta Alimentar y las jubilaciones mínimas que pierden poder de compra mes a mes por la inflación.

La suba de alquileres deja en la calle a más y más familias. Obreros rurales, campesinos y comunidades de los pueblos y naciones originarias son expulsados a villas y asentamientos por terratenientes latifundistas.

En las fábricas los contagios se multiplican por el incumplimiento de las patronales de las medidas sanitarias. Seguimos el ejemplo de los trabajadores de Mondelez que con su Comisión Interna a la cabeza de la lucha han impuesto medidas sanitarias para que se cumplan los protocolos.

Aumentan los precios de la canasta familiar y los salarios no alcanzan. Plata para resolver estas cuestiones hay. Que paguen los que se la llevaron y se la siguen llevando en pala.

Mientras la mayoría del pueblo sufre cada vez más, gran parte de la oligarquía argentina elude pagar el impuesto a las grandes fortunas a través de “amparos judiciales”. Peleamos porque se suspenda el pago de la gran estafa que significa la deuda con el FMI y el Club de París, y que se pongan todos los recursos al servicio de resolver la crisis sanitaria y social que padecemos.

 

3. “Bolsonarismo” y elecciones

En esta situación, el macrismo lanzó una nueva campaña contra las medidas sanitarias anunciadas por el gobierno. Convocaron a una “fiesta de desobediencia civil”, con “marcha y bocinazo” a la Plaza de Mayo y avenidas. Patricia Bullrich afirmó: “vamos a resistir”, el gorila Cachanovsky comparó las medidas con “la dictadura de Videla”.

El macrismo opera sobre sectores castigados por la crisis económica. Pero las medidas que proponen Macri, Bullrich, Pichetto ya fueron probadas en América Latina. Es la política que aplica por ejemplo Bolsonaro en Brasil, que está llevando a un verdadero genocidio al pueblo hermano brasileño.

Los imperialismos y sus personeros consideran que los avances tecnológicos son para llenar sus bolsillos, como ha denunciado el Papa Francisco. A la masa de hambreados y empobrecidos que se multiplican con esta política los consideran “de descarte”, y usan la pandemia como herramienta para un nuevo genocidio. Es un fascismo de nuevo tipo, contra el que se rebelan los pueblos en Argentina, en Latinoamérica y en el mundo.

En nuestro país, en medio de la pandemia siguen las luchas. Los obreros de YPF en Ensenada impulsados por el cuerpo de delegados bloquearon el acceso a la Destilería en una gran asamblea, en Mondelez –Planta Victoria- los trabajadores bloquearon los portones por salario. Los obreros del Ingenio San Juan en Tucumán, se movilizaron reclamando que se inicie la zafra para preservar la fuente de trabajo.

En CABA, Neuquén, Salta y otras provincias están en lucha los trabajadores de salud por condiciones sanitarias, aumentos de sus sueldos y demás reclamos. Otro tanto sucede con los docentes, alumnos y familiares, que exigen que se les garantice las condiciones sanitarias, y salarios dignos a los trabajadores de la educación, como reclamó el paro de la Conadu H. los días 6 y 7 de abril.

En este contexto vamos a elecciones legislativas. El gobierno propone postergarlas un mes por la pandemia. Pasar las PASO a setiembre y las generales a noviembre. El sector de Macri de Juntos por el Cambio resiste; y tres provincias con gobernadores no oficialistas como Misiones, Salta y Jujuy llaman a elecciones provinciales en junio y julio poniendo, una vez más, sus intereses electorales por encima de la pandemia que sufrimos.

 

4. Sigue la disputa por la Argentina

Con la pandemia, las vacunas se convirtieron en una herramienta clave en la disputa interimperialista. Estados Unidos, Inglaterra, China y Rusia son los países que concentran las patentes de las vacunas y las usan como moneda de cambio para avanzar en países como el nuestro.

El empresario “argentino” Sigman produce el principio activo de la vacuna de AstraZeneca Oxford y lo envió a México, donde el millonario Slim la envasaba. El gobierno argentino compró 22,4 millones de esas vacunas, y pagó por adelantado 54 millones de dólares. Finalmente, las vacunas fueron enviadas a Estados Unidos para que las envase, y allí están retenidas por los yanquis. Esas vacunas, que son consideradas un bien estratégico por ingleses y yanquis, son ahora usadas para chantajearnos.

Esta semana, después de las maniobras militares en Malvinas del submarino nuclear yanqui junto a aviones ingleses, y la nueva provocación inglesa de maniobras con misiles, nos visitó el almirante Craig Faller, jefe del Comando Sur de las fuerzas armadas de Estados Unidos.

Más allá de las reuniones protocolares con el ministro de Defensa Rossi, extraoficialmente dejaron trascender sus preocupaciones. Una es que sus monopolios amigos no pierdan el control de la hidrovía e impedir que avancen allí los chinos. Su visita incluyó Ushuaia, donde les preocupa los acuerdos con el gobierno chino para el desarrollo de una base y polo logístico de gran envergadura como puerta de entrada a la Antártida y la logística marítima del único paso natural entre los océanos Atlántico y Pacífico. El almirante se interesó también en el litio, y el ministro de Desarrollo Productivo argentino viajó a Estados Unidos para “sumar inversiones yanquis en el litio”.

¿Qué quieren yanquis e ingleses para darnos las vacunas, que son nuestras pero las tienen ellos? Consolidar el dominio del Atlántico Sur, incluyendo el Paraná, y abastecerse de litio. Esto en disputa con la China imperialista, que también pone condicionamientos para la llegada de las vacunas de Sinopharm, y que ha avanzado en sus posiciones en nuestro país, donde ya tiene su base militar instalada en Neuquén y se está llevando nuestro litio en bruto por monedas.

Frente al incumplimiento de AstraZeneca con la Argentina, corresponde adueñarse de lo producido en nuestro país, y dar los pasos necesarios para completar la vacuna y aplicarla al pueblo. Esto también vale para conquistar la producción de una vacuna nacional.

Frente a los aprietes del FMI peleamos por suspender el pago, investigarlo, no pagar la timba financiera macrista, recuperar los fondos mal habidos y castigar a los responsables. También, recuperar la soberanía en el Paraná y anular los tratados vende patria de Menem y Macri.

 

5. Llegar con el hoy y la Chispa a las masas

Somos un país dependiente donde disputan varios imperialismos. Por eso nada de lo que ocurre aquí se puede analizar sin tener en cuenta la disputa interimperialista y el aumento de los factores de guerra en el mundo. Esto está presente en la agudización de la pelea entre los distintos sectores de las clases dominantes por lograr la hegemonía.

La oposición macrista intensifica sus encontronazos con el gobierno y a su vez esto le dificulta la unidad de Juntos por el Cambio. Como coalición siguen siendo la expresión política del sector más peligroso de las clases dominantes y tiene detrás a poderosos sectores imperialistas, principalmente yanquis e ingleses y un sector concentrado de terratenientes y monopolios a los que dirigimos el golpe principal de la lucha popular.

También aparecen diferencias en el Frente de Todos, donde convivimos amplios sectores que luchamos por la causa popular y la independencia nacional y golpeamos juntos con otros que se montan en esas luchas para que recupere la hegemonía un sector de las clases dominantes que empalma con los imperialistas chinos y rusos.

Somos parte del Frente de Todos, manteniendo nuestras posiciones, porque entendemos que es lo que crea mejores condiciones para que en medio de esas disputas se abran paso las luchas que recorren todo el país y de las que miles de mujeres y hombres del pueblo vienen siendo protagonistas.

A ese protagonismo apostamos poniéndonos a la cabeza de esas luchas, con un blanco claro y con el eje de que la crisis la paguen los que se siguen enriqueciendo con ella.

Con esa línea impulsada por nuestro Comité Central hemos avanzado en nuestro arraigo entre las masas y nos hemos unido a otros sectores populares como los compañeros con los que integramos los Cayetanos, sectores peronistas y múltiples sectores populares y patrióticos con los que compartimos las calles.

No somos parte del gobierno. Apoyamos las medidas positivas y nos oponemos cuando las medidas que toma el gobierno no jerarquizan las necesidades más urgentes de la clase obrera y el pueblo.

Luchamos por hacer posible lo necesario, por eso no nos quedamos esperando qué hace el gobierno, sino que desde encabezar las luchas acumulamos fuerzas para que la clase obrera y el pueblo argentino, con una justa política de frente único, pueda avanzar en la conquista del poder político y terminar con las lacras del latifundio y la dependencia.

Como parte de esa pelea tenemos en este momento como tarea central realizar un gran mes de la prensa donde el hoy y la Chispa lleven nuestra voz a miles de mujeres y hombres de la clase obrera y el pueblo.

La presencia política del PCR y su JCR viene creciendo en todo el país. Hoy tenemos condiciones para impulsar una gran corriente comunista revolucionaria de masas en las fábricas, en las zonas agrarias, en los barrios, entre las naciones y pueblos originarios, en las escuelas y universidades, entre los intelectuales, entre los militares patriotas y todo el pueblo.

Para que el PCR y su JCR puedan ser vanguardia reconocida de las masas en esa revolución que más temprano que tarde pueda destruir este Estado oligárquico imperialista y construir uno nuevo que resuelva el hambre, la salud, la educación, el trabajo, la cultura, y la independencia nacional para todos los que habitan nuestro suelo. “Nada es imposible en el mundo si uno se atreve a escalar las alturas”, dijo Mao.

 

Escriben Jacinto Roldán y Ricardo Fierro