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04 de mayo de 2022

Otto Vargas

“Vale la pena luchar por la revolución”

Reproducimos extractos de la intervención del querido camarada Otto Vargas, secretario general del PCR fallecido en febrero de 2019, en el cierre del Segundo Congreso de la Juventud Comunista Revolucionaria en 1985, JCR que en este 2022 está cumpliendo 50 años.

Queremos una organización de miles que dirijan a millones. Más deporte, más cultura, más recreación no son antagónicos con un trabajo político más profundo. Al contrario. Nosotros nos oponemos a la llamada concepción generacional que tuvo mucha difusión en nuestro país en los años de la Reforma Universitaria y, posteriormente, luego de 1969 cuando se intentó contra­ poner la rebelión de la juventud a la rebelión de las masas. A la idea de la lucha generacional oponemos la idea marxista-leninista de la lucha de clases. Los problemas de la juventud- sólo pueden ser entendidos en el marco de la lucha de clases concreta.

Ustedes deben ayudar al partido para que esta generación encuentre ese camino. Este es un gran problema del partido y de la revolución. Sería peligrosísimo subestimar las dificultades. Hoy, en grandes masas, se discute si vale, o no, la pena, luchar por la revolución. Sin embargo la respuesta a esta cuestión es semejante a la que dieron los jóvenes que murieron luchando contra el fascismo.

Porque los jóvenes que sufren la explotación imperialista y capitalista en la Argentina, ¿qué deben hacer? ¿Someterse o rebelarse? Cuando se rebelan hacen lo que deben hacer.

¿Han fracasado determinadas revoluciones? De lo malo lo bueno, ¿por qué (luego de conquistar éxitos portentosos si las observamos desde el punto de vista de los explotados) fracasaron? ¿Qué errores se cometieron? ¿Qué les diríamos a esos jóvenes que murieron en la lucha por la revolución y contra el fascismo? ¿Que eso que llaman «socialismo real» es el socialismo por el que ellos lucharon? ¿Que su sacrificio fue en vano y sólo sirvió para fundir el bronce de las estatuas de falsos héroes? No. Fue gracias a su lucha que la humanidad, y especialmente la clase obrera, dio un gigantesco salto hacia adelante. Nos enseñan sus aciertos y también sus errores. En este intervalo de avance revisionista acumulamos experiencia y fuerzas para un salto aún superior al que lograron ellos. Porque hacia allí va, inexorablemente, la dialéctica de la historia, la dialéctica de ese sistema social podrido que es el capitalismo en su fase imperialista.

 

Algunas particularidades del movimiento juvenil

Los comunistas se hacen comunistas dentro del partido y de la juventud. Nadie llega hecho un comunista al partido o a la juventud. Debemos diferenciar la incorporación orgánica al partido con la incorporación ideológica del afiliado. Desde este punto de vista el tránsito va de lo político a lo ideológico. No dividimos a los jóvenes por su ideología previa (religioso, ateo, etc.) ni por las costumbres, ni por la moda. Pero no se nos oculta, tampoco, que en el terreno de la ideología en general, y de la moda y las costumbres en particular, se libra la batalla más profunda y en definitiva decisiva entre el capitalismo y el socialismo. El estudio de la revolución cubana les mostrará por qué fue política la opción de los guerrilleros cubanos llegados a la Habana cuando decidieron no cortarse las barbas. Y el estudio de la Revolución China nos enseña todo lo que se esconde tras la batalla por el uso o el desprecio al uniforme que en Occidente llaman «traje Mao». Tomamos a los jóvenes como son. Y a partir de hacerlo así libramos la lucha política e ideológica para transformarlos en comunistas. Nuestro principio es: la política al mando.

 

El problema del partido

Estamos muy apurados por crecer. El problema de fondo que está planteado en la Argentina, para que triunfe la revolución es el problema del partido.

¿Cuántos siglos llevan luchando los pueblos de lo que hoy es la Argentina? Han luchado y seguirán luchando. Estemos o no nosotros. El problema es si esas masas van a tener un partido capaz de dirigirlas a la victoria.

Cada vez que en la Argentina hubo un período de auge revolucionario faltó el partido capaz de llevar a las masas al triunfo revolucionario. Y en lo que va del siglo, en cada momento de auge faltó el partido capaz de dirigir a la clase obrera al triunfo. La burguesía argentina nació castrada.

Ahora que es una burguesía decrépita, con un proletariado poderoso que creció a sus espaldas, ¿qué se puede esperar de ella? Desde el punto de vista revolucionario: nada. Se puede esperar que forcejee frente al imperialismo y a los terratenientes. Pero es tonto esperar que encabece un proceso revolucionario o abra las puertas de la revolución.

Por eso el /principal problema planteado en el orden del día de la revolución es el problema del partido y, consiguientemente, el de la JCR.

Precisamos un partido y una JCR al que cada golpe del enemigo, en vez de mellarlo lo temple. Un partido que sea martillo y no yunque.

 

El joven comunista

Una cosa es cuando un adulto se afilia al partido. Otra cuando un joven se afilia a la Juventud. No por firmar una ficha un hombre se transforma en comunista. Menos aún un joven ¿Cómo transformar a un joven en un militante comunista? Se tiene que educar en los principios marxistas-leninistas.

¿Cuál es el criterio para determinar si un joven es, o no, un revolucionario, un no revolucionario o un contrarrevolucionario? Existe un criterio decisivo, dice el camarada Mao Tsetung: »hay que saber si él se quiere ligar a las masas obreras y campesinas y si se liga efectivamente a ellas». Si lo quiere y lo hace es un revolucionario y si no lo quiere o no lo hace es un no revolucionario o un contrarrevolucionario. Y si mañana el que hoy es revolucionario no se liga a las masas de obreros y campesinos, dice el camarada Mao, o peor aún, oprime a esas masas, será un no revolucionario o un contrarrevolucionario. Esto vale para cualquier joven. Incluso para los obreros. Porque, ¿hay o no jóvenes obreros que quieren dejar de serlo y pasar a ser patrones y explotadores?

El método principal de educación es la práctica. La práctica desde el círculo de la JCR, planificada por el círculo y balanceada, posteriormente, por éste, a la luz de la línea del partido y de la juventud.

Precisamos una JCR que quiera vencer, que se tense para vencer. Que se prepare para grandes proezas. Que aprenda y sea digna de los mártires del Partido y la Juventud. De los que cayeron en la lucha antigolpista y de los muertos y desaparecidos en el combate antidictatorial.

Guiada por una concepción científica debemos tener una organización juvenil dispuesta a vencer. Dispuesta a morir si es necesario, para vencer.

Me viene a la memoria la que era una preocupación casi obsesiva de Gody Álvarez pocos días antes de ser secuestrado. Se preguntaba: «¿tenemos cuadros dispuestos a dar la vida por el partido? Tenemos que tener un partido con ese tipo de cuadros». El dio el ejemplo. Y tuvimos cuadros que soportaron las más feroces torturas sin entregar los secretos del partido y cuadros que dieron su vida para conservar esos secretos. Y por eso, entre otras razones, sobrevivimos a la dictadura. Uds. tienen ejemplos en los que inspirarse. Un cuadro fundido con las masas (como decía el camarada Mao con eso de «ligarse estrechamente a las masas obreras y campesinas»), un tal tipo de cuadro frente al enemigo no vacila.

Hay que hacer lo que hay que hacer. En esto más vale un partido pequeño, si es necesario,  pero fiel a los principios y fundido con las masas, que un partido grande y deformado  ¿Cuántos comunistas reivindicaron el marxismo cuando murieron Marx y Engels? ¿Cuántos había cuando Lenin, dirigiendo un partido que era considerado una fracción socialdemócrata, casi desconocida en Occidente, llevó al proletariado ruso al triunfo en la revolución de Octubre? En el mundo avanza la crisis, la miseria, los factores de guerra. Esta oleada revisionista es transitoria. Ella es la que va, en realidad, contra la corriente. No nosotros.

 

Hoy N° 1911 04/05/2022