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02 de octubre de 2010

Despedida a Carlos Paillole

“Vasco, sos presente y futuro para las generaciones que vendrán”

Hoy1293 / Luciano Orellano

Quiero agradecer profundamente a los familiares por permitirme dirigir algunas humildes palabras de despedida al “Vasco de todos”. Lo primero que quiero decirte Vasco, es que me ganaste, tuve que romper el protocolo y escribir. Son tantos los recuerdos de nuestra querida Arteaga, cuando te conocí junto a la Titi y los chicos.
Recordando el otro día la síntesis que hacías de nuestro querido compañero Mariano Echaguibel, resumiendo el “Mariano de la tierra”, vos también Vasco sos el “Vasco de la tierra”. Millones necesitan tierra: los campesinos pobres, los originarios y aquellos que la tienen y no la quieren perder.
Tengo recuerdos desde cuando era muy pibe, ahí en nuestro querido Arteaga, en la cocina donde estaba la mesa redonda, cuando dijiste “en la escala del género humano hay hombres que están más alto y son los que se preocupan por los demás”.
Vos Vasco, aunque lo disimulabas muy bien, tenías un profundo conocimiento de la historia, de filosofía, de economía. No eras de esos dirigentes acartonados; gracioso, con esos ejemplos para explicar algo que nos moríamos de risa. Tenías mucha calle, muchas luchas encima del lomo, y eras un viejo sabio. Te vamos a extrañar mucho.
Otra de las cosas es que siempre nos tratabas de igual a igual. Tenías claro que siempre había que aprender del otro y desde ahí enseñar. El Vasco te escuchaba.
Vasco, siempre fuiste ajeno a los temas materiales en forma individual. Siempre pensaste en los temas materiales en forma colectiva, fundamentalmente en los que no tienen nada.
Vasco, siempre supiste unir la lucha dura con la alegría. Siempre había un chiste o un ejemplo ¿te acordás aquella vez que salimos de una reunión en Casilda, íbamos llegando al peaje, te pusiste los lentes oscuros y le dijiste al chico de la cabina “señor, soy detective, estoy siguiendo ese auto” y nos fuimos sin pagar?
Otra de las enseñanzas que nos dejaste es que jamás perdamos la visión de conjunto y luchar siempre por la unidad. Cuidar la unidad como la pupila de nuestros ojos.
También, Vasco, tenías la capacidad de los grandes dirigentes que en la dura lucha de opiniones, independientemente de tu opinión, ayudabas a pensar a los cuadros, no a imponerles posiciones.
Simplemente quiero decir que los hombres mueren siempre, pero existe una diferencia entre unos y otros: algunos no pesan más que una pluma y otros pesan más que una montaña.
Vos, Vasco, junto a muchos de tu generación, pasarás a la historia como uno de los grandes hombres que contribuyeron y sirvieron a la clase obrera y al pueblo.
Estuviste más de 40 años en todas las trincheras. Sos el Correntinazo, sos la lucha contra la dictadura, sos la huelga agraria del ’94, sos la rebelión agraria, sos la unidad obrera estudiantil, sos la unidad obrero campesina.
Vos no serás historia, Vasco, sos presente y sos el futuro para las generaciones como la mía y otras que vendrán, que romperemos las cadenas de la dependencia al imperialismo de nuestra patria, que jamás pararemos hasta liberarla y cumplir tu sueño, nuestro sueño, Vasco de la tierra, para barrer con el latifundio. Ese sueño lo cumpliremos, Vasquito de la tierra.
Perdoname Vasco, me olvidé de algo de nuestra querida Arteaga: me alumbraste el camino y me ayudaste a entender por qué la gente sufre. No hay peor cosa que sufrir sin saber por qué se sufre.
Vasquito, hasta la victoria siempre, mañana volveremos al combate.