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27 de febrero de 2019

Estados Unidos disfrazó una invasión con “ayuda humanitaria”

Venezuela ante la intervención del imperialismo yanqui

El sábado 23 de febrero, Juan Guaidó, designado presidente interino de Venezuela por la Asamblea nacional, de mayoría opositora, encabezó el intento de atravesar los distintos pasos fronterizos con camiones de “asistencia humanitaria”, enviada principalmente por EEUU.
Elliott Abrams fue designado por Trump para “supervisar la entrega”, y viajó en un avión militar a la frontera de Colombia y Venezuela, donde el día anterior se había realizado un festival con asistencia masiva.
Guaidó estaba acompañado por el presidente de Colombia, Ivan Duque, Mario Abdo, de Paraguay, Sebastián Piñera, de Chile, y el secretario general de la OEA, Luis Almagro.

Los pasos fronterizos fueron cerrados por el gobierno de Venezuela. Hubo manifestaciones del lado venezolano, reclamando que fueran abiertas. Se sucedieron diversos incidentes. Según informaciones no confirmadas de varias fuentes, unos 61 militares de diversos rangos o integrantes de la Guardia Civil venezolana se pasaron al lado colombiano, aceptando los ofrecimientos de Guaidó. Finalmente los camiones no lograron pasar.

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, anunció ese mismo sábado la ruptura de relaciones diplomáticas con Colombia y dio 24 horas a los diplomáticos de esa nación para abandonar el país. “La paciencia se agotó, no puedo seguir soportando que se preste el territorio de Colombia para una agresión contra Venezuela por eso he decidido romper todas las relaciones políticas y diplomáticas con el gobierno fascista de Colombia”, dijo Maduro, durante un acto de apoyo en Caracas. La vicepresidenta de Colombia respondió que no reconocían a Maduro, sino a Guaidó.
El lunes 25 se realizó una reunión en Colombia del “Grupo de Lima”, integrado entre otros por Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú, etc. Se resolvió no avalar una intervención militar. Previamente Guaidó emitió una declaración ambigua: “plantear a la comunidad internacional de manera formal que debemos tener abiertas todas las opciones para lograr la liberación de esta patria”. ¿Qué significa “todas las opciones”?, más aún cuando estará presente en la reunión Mike Pence, vicepresidente de EEUU. Por otra parte, Mike Pompeo, el secretario de Estado norteamericano había declarado que los días de Maduro “están contados”.

En EEUU comienzan a alzarse voces contra la intromisión norteamericana. En Washington, Medea Benjamin, cofundadora de la agrupación CodePink –Código Rosa, Mujeres por la Paz, una ONG que se define como un “movimiento de paz social y justicia social que trabaja para poner fin a las guerras y ocupaciones financiadas por los EEUU–, interrumpió un evento en el que hablaba un representante de Juan Guaidó en Estados Unidos. Dijo: “Disculpen. Ya que intentan apoderarse del gobierno de Venezuela, quiero decir que estas personas son un fraude. No representan al pueblo venezolano. Representan un golpe de Estado orquestado por Estados Unidos. Esta situación es muy peligrosa. Quieren crear una crisis en la frontera que justificaría una intervención estadounidense. Esto no tiene relación alguna con una situación humanitaria”.

La pretensión yanqui de “ayudar a Venezuela” se muestra en toda su hipocresía cuando, no muy lejos de allí, las decenas de miles de haitianos que pasan hambre no son objeto de ninguna ayuda, con un gobierno que la recibiría gustoso.

Distintos intereses imperialistas se juegan en Venezuela, pero en cada momento, hay que señalar cuál es el enemigo principal, el más agresivo y hoy, éste es, sin duda, el imperialismo norteamericano. Por eso, independientemente cualquier opinión sobre el actual gobierno de Venezuela, debemos oponernos a la injerencia yanqui, secundada por los gobiernos de Colombia, Paraguay y Chile, y en especial a cualquier participación del gobierno de Macri entre los intervencionistas.

Esto además es oponerse a la posibilidad de que una intervención militar norteamericana sea el comienzo de una guerra interimperialista en nuestra región, de consecuencias imprevisibles.

Escribe Irene Alonso

Hoy N° 1756 27/02/2019