La decisión de Chávez de no renovar la concesión a Radio Caracas Televisión (RCTV) –promotora del golpe de 2002 y del paro patronal y el sabotaje petrolero de 2002-2003–, fue la campanada de una nueva pechada golpista de la oligarquía venezolana.
El cese de la licencia de RCTV ni siquiera implica su cierre, ya que sigue transmitiendo por cable y por radio. Sin embargo, todos los gobiernos imperialistas y sus socios en los gobiernos latinoamericanos, y todos los medios de prensa oligárquicos, pusieron el grito en el cielo contra el “autoritarismo” chavista, en defensa de la “libertad de expresión” y en apoyo a las manifestaciones callejeras contra el gobierno.
En nombre de la “libertad de expresión” de los dueños de RCTV, se ha puesto en marcha un calculado plan para crear un escenario golpista similar al del 11 de abril de 2002, en un amplio espectro de acciones del que no se pueden excluir sabotajes, pronunciamientos militares y hasta la intervención norteamericana.
¿Qué los alarma?
Lo que desvela a los hacendados y empresarios monopolistas venezolanos amigos de Washington son la intensa movilización popular y las profundas reformas antioligárquicas y antiyanquis de Chávez.
El 1º de mayo, el gobierno venezolano había tomado posesión de los vastos yacimientos de crudo en la Faja petrolera del Orinoco. En esos mismos días, el gobierno de Chávez anunció el posible retiro de Venezuela del FMI, del Banco Mundial y de la OEA.
Todo esto sumado a otras políticas chavistas como la nacionalización de empresas de comunicaciones, control nacional de los recursos energéticos, garantías al derecho a la educación y a la salud para los sectores populares, creación de cooperativas y empresas de cogestión obrera, rebaja de las tarifas telefónicas, aumento del salario mínimo, etc.
El espacio radiotelevisivo de RCTV fue traspasado a Televisora Venezolana Social (TVes) que ahora es un canal de servicio público: todos sus contenidos serán realizados por productores nacionales independientes (a diferencia de Venezolana de Televisión, VTV, que es un canal oficial del Estado).
Golpistas dispuestos a todo
El actual envión golpista no es el primero. Igual que en 2002, 2003 y 2004, pretenden derribar al gobierno bolivariano y eliminar a Chávez, aplastar el movimiento democrático y popular, destruir el proceso revolucionario e instalar en el poder un gobierno fascista subordinado al imperialismo yanqui.
Una larga serie de hechos testimonia la minuciosa preparación del clima golpista. Con el pretexto de la “libertad de prensa”, Bush activó la condena del senado norteamericano contra el gobierno chavista por el fin de la concesión de la golpista RCTV. Y promovió una condena similar del Parlamento Europeo.
Los diarios, canales y radios vinculados al imperialismo orquestaron una furiosa campaña presentando al gobierno venezolano como “autoritario” y violador de la “libertad de comunicación”, ocultando el papel de RCTV en el golpe de estado fascista de 2002 y en otras actividades ilegales. Tratan de aislar al proceso bolivariano para crear condiciones propicias para sanciones de la ONU, un golpe de Estado o incluso una intervención militar.
Ahora, con apoyo del imperialismo norteamericano y del poder económico y “mediático”, la oposición lanzó una ofensiva callejera que va pasando de los medios pacíficos a formas más o menos abiertas de terrorismo. La punta de lanza de la provocación son hoy los estudiantes reaccionarios de las universidades privadas y de algunas públicas, con apoyo de algunos alcaldes (jefes municipales) y partidos de la derecha. Son sobre todo estudiantes de secundaria y de universidades privadas y religiosas, manipulados por fuerzas de derecha como “Primero Justicia” o de seudoizquierda como “Bandera Roja”.
Según algunos, el plan incluiría la activación de grupos terroristas situados en la frontera colombiano-venezolana, auspiciados por los servicios yanquis y bajo protección de la oligarquía colombiana.
El pueblo se organiza…
La prensa imperialista muestra las movilizaciones de la derecha y oculta la mayoritaria respuesta del pueblo venezolano en apoyo a las medidas soberanas del gobierno chavista.
Dirigentes de organizaciones sociales que impulsan el proceso revolucionario venezolano constituyeron una coordinadora para enfrentar el nuevo complot golpista. Allí convergen líderes de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), del Frente Nacional Campesino Ezequiel Zamora (Fncez), de la Asociación Nacional de Medios Comunitarios, Libres y Alternativos (Anmcla), de los Comités de Tierras Urbanas (CTU), Comités de Sin Techos y Consejos Comunales.
Algunos sectores sindicales quieren que las políticas antiimperialistas vayan más a fondo. “La concepción reformista del gobierno hace que, mientras no le prorroga la concesión al grupo económico de Marcel Granier (RCTV), sí se le renueva al poderoso grupo golpista de Gustavo Cisneros”, dijo el coordinador nacional de la Unión Nacional de Trabajadores (UNT), Orlando Chirino. “Que se estaticen todos los medios de comunicación para que sean controlados por los trabajadores y el pueblo, y que los empleados definan en forma libre y democrática la programación y los contenidos”.
Se llevan a cabo asambleas y actividades de agitación en los barrios, organizándose operativos de vigilancia barrial y prevención de posibles “guarimbas” (disturbios) que quieran intentar los derechistas instigados por los operadores políticos y mediáticos.
Diversos sectores populares se declararon en estado de movilización. Organizaciones campesinas están prestas a emprender acciones de control de tierras, y núcleos sindicales ocuparían empresas y servicios ante acciones de sabotaje, intentos patronales de cierre o acciones de la derecha para asaltar edificios del gobierno o militares.
…Y gana las calles
El sábado 2 tuvo lugar una gran manifestación de apoyo a la decisión de Chávez de recuperar la frecuencia de RCTV. Una gigantesca marea roja recorrió toda Caracas, en lo que Chávez definió como “un nuevo 13 de Abril” (el día de 2002 en que la movilización popular aplastó la intentona golpista oligárquica que había logrado imponer al fantoche Carmona como “presidente” durante dos días).
Cientos de miles de venezolanos ganaron la calle en defensa de la “revolución bolivariana” y en rechazo a las provocaciones de los contrarrevolucionarios.
La cuestión que vuelve a planteársele al pueblo venezolano frente al nuevo embate oligárquico-imperialista es si será suficiente con las medidas “desde arriba”, con el respaldo de manifestaciones multitudinarias y con la sola garantía armada del ejército y sin la necesaria preparación de masas, mientras la oligarquía dominante sigue teniendo medios para generar riesgos serios de división de los sectores populares y de las propias fuerzas armadas, pese a los 4 millones de inscriptos en el nuevo Partido Socialista Unificado de Venezuela.
Próceres de la “libertad de expresión”
El Senado brasileño se unió vergonzosamente al mentiroso clamor imperialista por la “libertad de prensa” del monopolio RCTV en Venezuela. Uno de sus prohombres hasta tuvo el descaro de oponerse al ingreso de Venezuela al Mercosur porque en ese país –dijo– “no hay plena democracia”. Chávez tildó a esos senadores, merecidamente, de “peones” del imperialismo yanqui. Lula se despintó los restos de barniz popular que quizá conservaba y salió en defensa de esa cueva oligárquica donde su fuerza –el PT– predomina en alianza con el partido “Demócrata” de los latifundistas (el ex PFL) y con el PMDB que fue la base política de la dictadura que asoló al pueblo brasileño durante más de 20 años (1964-1985).
El jefe de los “socialistas” chilenos, senador Camilo Escalona, olvidadizo de la asquerosa campaña golpista que el oligárquico El Mercurio machacó contra Salvador Allende en los ’70, comparó a Hugo Chávez… con el dictador Pinochet. De ese mismo medio “socialista” chirle proviene el chileno Insulza, secretario general de la OEA, quien se manifestó “preocupado por la libertad de expresión” en Venezuela. También se “preocupó” Vicente Fox, el ex presidente mexicano que –entre otros servicios que hizo a los yanquis– impuso fraudulentamente a su sucesor Felipe Calderón. Igual actuaron los medios de la oligarquía uruguaya.
¿Cuál de todos estos funcionarios o medios alzó la voz cuando en 2004 el gobierno proyanqui de Uribe cerró por decreto el estatal Instituto de Radio y Televisión (Inravisión) en Colombia? ¿O cuando en 2003 el alcalde de Caracas, Alfredo Peña, opositor a Chávez, cerró por varios días la emisora comunitaria Catia TV?
El gobierno kirchnerista, fiel a sus “borradas” internas, también se “borró” oprobiosamente frente a la ofensiva golpista contra su “aliado”.