“… Todo quiero comprenderlo,
siempre en vigilia, en movimiento siempre,
jamás callar, nunca estar ocioso,
ni dormido en acciones y voluntades.
Ni dedicarme a vagas cavilaciones,
cargando con el yugo despreciable.
“… Todo quiero comprenderlo,
siempre en vigilia, en movimiento siempre,
jamás callar, nunca estar ocioso,
ni dormido en acciones y voluntades.
Ni dedicarme a vagas cavilaciones,
cargando con el yugo despreciable.
Nos quedan todavía por delante
las ansias, las fatigas y la acción.