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24 de agosto de 2022

De una conferencia de Otto Vargas

Vigencia del pensamiento de Mao Tsetung

Reproducimos extractos de la parte final de la conferencia de nuestro querido camarada Otto Vargas, secretario general del PCR desde su fundación hasta su fallecimiento en febrero de 2019, en un homenaje en el centenario del nacimiento de Mao, realizado el 16 de diciembre de 1993 en la ciudad de Buenos Aires.

Hoy el proletariado ha perdido el poder en los países donde lo había conquistado, pero no volvimos al punto de partida como señaló nuestro VII Congreso. Atesoramos un gigantesco bagaje de experiencias producto de la lucha revolucionaria de la clase obrera mundial durante dos siglos y tenemos certezas teóricas. Estas nos confirman la validez universal de los problemas fundamentales de la doctrina científica de Marx, Engels, Lenin, Stalin y Mao y la justeza de la lucha por la dictadura del proletariado a escala mundial. No luchamos por una utopía, es decir, no luchamos por un objetivo inalcanzable.

En relación con esto y afirmando estas certezas hemos dicho que el proletariado debe estudiar las conquistas y la derrota de la Revolución Cultural Proletaria. Así como Marx y Lenin estudiaron el triunfo y la derrota de la Comuna de París y la revolución rusa de 1905.

Y sostenemos, por otro lado, que no podemos imaginar las formas concretas que tendrán las sociedades en las que el proletariado conquistará el poder, aunque sí sabemos que su esencia será la dictadura del proletariado. Marx no pudo imaginar la revolución proletaria triunfando antes en Rusia y China que en Inglaterra o Francia; ni pudo imaginar los soviets y sus particularidades, éstos fueron creados por las masas, y no fueron el producto de un modelo creado en laboratorios teóricos. Y además, porque uno de los más graves errores cometidos en todo este período fue el de absolutizar formas económicas, políticas y sociales que respondieron a una necesidad histórica, concreta, y transformarlas en piedra de toque para definir el carácter socialista o no socialista de la economía, la política y la sociedad. Por ejemplo: el considerar el desarrollo de la industria pesada como la prioridad económica ineludible en la transformación socialista. Hoy el mundo ha cambiado: ya el acero y determinadas industrias no tienen el peso de antes, pero con independencia de esto, como escribió Mao, esta tesis es al menos  incompleta. O la relación entre la gran empresa que juega un rol directriz y la pequeña o mediana. O el tema de las granjas colectivas (koljoses en la URSS), que se establecieron como una necesidad para el desarrollo socialista. Una inmensa revolución, una revolución como no había conocido antes la humanidad, ochenta millones de campesinos pobres (mujiks), realizando la explotación colectiva del campo, primero en Rusia, y más de 500 millones, luego, en China. Pero en el caso ruso, luego de establecidos los koljoses, se desató una aguda lucha de clases, porque ninguna revolución es un baile de salón, ninguna revolución se hace sin excesos, como acaba de pasar en Santiago del Estero: cuando el pueblo se rebela y hace tronar el escarmiento se cometen muchos excesos y los revolucionarios aplaudimos la revolución y no tememos a los excesos…

Otro tema: Los comunistas chinos en la Revolución Cultural, por un lado, aplicaron a fondo la dictadura sobre los seguidores del camino capitalista. No fue un baile de salón la Revolución Cultural ¿A fondo, qué significó? Que Teng Siaoping tuvo que ir a criar chanchos ¿Qué tiene de malo criar chanchos? Que Yang Shankun, el que hasta hace poco era presidente de China, el que estaba en aquel «cuartel general revisionista” del que habló Mao en 1966, tuvo que ir a plantar arroz. Nos recibió Yang en una ocasión en Kuanchou y otro camarada chino nos decía: «este pobre camarada tuvo que ir a plantar arroz”. ¿Qué tiene de malo plantar arroz, si millones de chinos durante tantos años han vivido plantando arroz? Eso sí, en ocasiones, como muestra la película El último emperador, les pusieron gorritos y los pasearon por las calles. Pero no los mataban. Hay quienes creen que Mao se equivocó porque no los mató. Preguntan: “¿Cómo fue que no mató a Teng Siaoping?”, incluso lo reincorporó al gobierno en el ‘74, ‘75. Mao dijo: “Las cabezas de los hombres no son como cañas de bambú, que brotan después que se las corta”. Los burgueses hubiesen hecho otra cosa. Danton, el gran revolucionario de la Revolución Francesa escribió: “se debe matar a todos los enemigos interiores para triunfar sobre los enemigos del exterior”. Y Marat, el gran revolucionario, que todavía hoy es ejemplo de los revolucionarios del mundo, y en cuyas enseñanzas insurreccionales se basó Lenin, escribió en plena revolución burguesa: “Qué me importa ser llamado bebedor de sangre, bebamos si es necesario la sangre de los enemigos de la humanidad”. Esto, cuando la burguesía era revolucionaria. Ahora, para reprimir al pueblo no vacilan ni vacilarán. En cambio, la dictadura del proletariado en China castigó con autocrítica pública, “gorritos de burro” y enviándolos a trabajar.

Junto con la represión a los seguidores del camino capitalista, la más amplia libertad para el pueblo. Trece millones de jóvenes marcharon desde toda China, esa inmensa extensión, a Pekín, siendo recibidos en grandes mitines de masas, por Mao Tsetung y los dirigentes del partido. Noches enteras discutiendo. Por ejemplo, en la universidad de Kuangchou decían los revisionistas: “Qué cosa tremenda, los jóvenes se pasaron acá dos noches sin dormir; discutían sí en nuestros jardines había que plantar verduras para abastecer el comedor estudiantil o si dejar el jardín”, o “si era justo dejar esa estatua de Sun Yansen o no”. Lo he dicho muchas veces: ¡Qué maravilloso sería que los estudiantes argentinos, cuestionando tantas pavadas que les hacen estudiar, pudieran durante noches, discutir si la calle Virrey Olaguer y Feliú o Ramón Falcón o Virrey del Pino, van a seguir llamándose como se llaman o deben cambiar de nombre.

Amplia democracia para todos. Los cuatro Da’s: Da-zi bao, la libertad de hacer carteleras de grandes caracteres. Se entraba a las fábricas en China y había que abrirse paso en medio de los carteles que colgaban o pegados en las paredes, criticando los problemas de la fábrica, de la región y del país. Amplia libertad. Muerto Mao lo primero que hizo Teng Siao-ping, cuando ganó la hegemonía, fue liquidar esto. Primero ustedes recordarán, confinó la libertad de hacer Da-zi bao a un muro de Pekín, que se llamó El Muro de la libertad; y al poco tiempo acabaron también con ese Muro de la libertad y junto con esto se acabó la democracia para el pueblo en China. Fue derrotada la Revolución Cultural.

Nosotros tenemos FM, canales de cable, medios abiertos, vamos a hacer asambleas, debates públicos, buscaremos nuestras formas ¿Por qué tenemos que copiar los cuatro Da’s?

Tenemos las certezas y tenemos la línea de masas para poder generalizar las experiencias de la lucha de clases y para poder jugar nuestro papel de vanguardia. Afirmamos que la revolución del futuro tendrá formas diferentes, no conocemos cuáles. Y afirmamos solamente las que son leyes de validez universal de la dictadura del proletariado, sobre todo lo que ahora discuten los revisionistas; la teoría del Estado y la teoría del partido revolucionario.

Tenemos la certeza del triunfo de nuestra lucha por la revolución democrática y popular, agraria y antiimperialista en marcha ininterrumpida al socialismo. Para esto tenemos que defender y rescatar la doctrina marxista-leninista con los aportes de Mao Tsetung, para poder integrar las verdades universales de esa doctrina a la revolución argentina.

Mao Tsetung, a quien hoy rendimos homenaje, fue uno de los hombres que más hizo por los explotados y oprimidos del mundo; fue uno de los hombres que más hizo por los hombres. Jamás olvidaremos las enseñanzas revolucionarias de Mao Tsetung.

 

Hoy N° 1927 24/08/2022