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21 de diciembre de 2013

Una mujer fue quemada por su pareja en San Salvador de Jujuy. El estado de salud de Nuria Gómez es muy grave porque tiene un 60% de su cuerpo afectado. El agresor permanece en libertad.

Violencia de género en Jujuy: que no sea otro caso impune

Nuria Gómez está en terapia intensiva del Hospital Pablo Soria. Quemada en un 60% en su cuerpo. Los médicos no le dan esperanzas a su familia porque tiene muy afectadas las vías respiratorias.

Nuria Gómez está en terapia intensiva del Hospital Pablo Soria. Quemada en un 60% en su cuerpo. Los médicos no le dan esperanzas a su familia porque tiene muy afectadas las vías respiratorias.

Prendió en llamas mientras estaba con su pareja. Su hija declaró hoy por la mañana en la Brigada de Investigaciones de San Salvador de Jujuy. Su relato es contundente: Nelson Ibáñez, su pareja, ya le había dicho una y otra vez que la mataría, que la quemaría. Esto incluso fue contado por Nuria a un amigo, quien lo relató ayer en la sala del hospital. En su cumpleaños, noviembre último, Ibáñez le mandó un mensaje de texto donde le decía que le regalaría una parcela en el cementerio.

Nuria había decidido separarse, había conseguido trabajo. Hasta había resuelto ya alquilar una casa en la Mendieta. El lunes 16 le había contado eso a sus amigas, y estaba feliz.

“Ella tenía miedo”, dijo una y otra vez su hija en la Brigada. “Le pegaba por todo. Le pegaba porque no trabajaba, y después le pegaba porque había conseguido trabajo”. Ella fue testigo de muchos hechos de violencia de Ibañez a su madre. “Una vez estábamos mirando Rapido y Furioso, y le comenté a mi mamá: ‘qué lindo es ese actor’. Antes que ella me diga algo, él se levantó y le calzó una piña”. Otra vez ella intercedió al verla a ella acorralada por él, con un machete. “Ella tenía miedo de volver, por eso la noche en que pasó esto en San Salvador de Jujuy, ella llegó tarde a la casa desde La Mendieta.

Escuchar o leer el relato de la hija, no deja lugar a dudas de que el hecho fue un intento de femicidio. Sin embargo, Nelson Ibáñez está libre. Porque se supone un suicidio. Aunque el sentido común indica que incluso si ella en el peor de los estados en que era llevada al Hospital, señaló que Ibáñez no había sido, como habría dicho aparentemente un médico del SAME a vaya a saber quién, es porque en realidad él fue. No se releva de culpa porque sí en medio del dolor de las quemaduras a quienes no tienen por qué ser relevados de esa culpa. Y un intento de suicidio –única causa posible del hecho si se descarta el intento de femicidio- incendiándose, no resulta creíble.

Además, como declaró la hija de Nuria en la Brigada, cuando anoche el hermano de Ibañez le devolvió el celular de su madre a ella, se lo devolvió sin los contactos de él y toda su familia y sin los mensajes de texto. Ibáñez, Nuria y su hija eran los únicos que tenían la clave del celular para poder acceder a su sistema. También se encontró en el domicilio una mochila de Ibáñez mojada, con ropa de él también mojada.

La madre de Nuria espera desde ayer a la mañana que algún funcionario judicial se acerque al Hospital a tomar conocimiento directo de la causa. Pero nada de eso ocurrió. Ella fue a denunciar a la Brigada, su hija fue a aportar los datos que nadie le pedía, como si la situación de su madre no mereciera más atención que la que ha tenido hasta ahora. Tristísimo. Si se tratara de otro delito, como un robo, la sola sospecha, como el sentido común indica que debemos tener respecto de Ibáñez, ya hubiese implicado la detención del sospechoso. Sin embargo, Ibáñez aún sigue libre, porque en los delitos de violencia hacia las mujeres, la suerte siempre está echada contra ellas. Y todos sabemos que este estado de cosas lleva a situaciones peores. No hay mayor incitación a la Justicia por mano propia que la impunidad judicial ante estos crímenes.