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02 de octubre de 2010

Los trabajadores enfrentan a la patronal imperialista yanqui, que se burla de las leyes argentinas y convirtió a la empresa en una cárcel con alambre de púas, matones y policías.

¡Viva la heroica lucha de Terrabusi!

Hoy 1284

1. Todos somos trabajadores de Terrabusi
Los trabajadores de Terrabusi siguen llevando adelante su heroica huelga. Se ha ido desplegando la solidaridad en todo el país, en muchos casos confluyendo desde otras luchas. Tanto desde el movimiento obrero, como de las organizaciones estudiantiles y juveniles, de derechos humanos, de artistas, de legisladores, etc.
El monopolio imperialista yanqui Kraft Food está emperrado en concretar su plan de ajuste. Paga su campaña de mentiras con la que trata de ocultar sus provocaciones a los obreros, su pisoteo de la legislación nacional y a los derechos democráticos. La Kraft acumuló ganancias gigantescas arrancadas con la superexplotación. Ofrece pagar 16.700 millones de dólares para comprar Cadbury, cargando el ajuste por su crisis sobre los trabajadores argentinos y de otros países latinoamericanos.
El gobierno kirchnerista se dice “nacional”, pero deja hacer su juego a la Kraft y al reguero de monopolios imperialistas que han provocado esta nueva oleada de despidos en todo el país. El sindicato “mira para otro lado”, difunde rumores y alienta las calumnias contra los trabajadores.
Todos somos trabajadores/as de Terrabusi es una consigna que se va convirtiendo en una fuerza combativa real, rodeando de solidaridad esa histórica lucha, avanzando en la confluencia con otros combates, y creando condiciones para arrancar al gremio, y a las centrales obreras, un paro nacional activo que unifique el combate obrero y popular.

2. Un camino para triunfar
La marcha y el acampe multisectorial del Chaco han conquistado un extraordinario triunfo (ver pág. 3), torciéndole el brazo al gobierno K de Capitanich, duro con el pueblo y blando con los poderosos de la provincia. Fue una lucha dura y prolongada, basada en una amplia confluencia multisectorial, que confluyó y ganó el apoyo de los estudiantes de la FUNE, los chacareros de FAA, y se constituyó en un faro nacionalmente. La Federación Nacional Campesina, la CCC y las demás organizaciones participantes, se fortalecieron.
Hay un camino, que recorren los trabajadores de Terrabusi, que llevó al triunfo en el acampe chaqueño, y a conquistas importantes en numerosas luchas obreras, campesinas y populares. Todas ellas han sido luchas duras, prolongadas, que enfrentaron la sordera del gobierno y las patronales, que debieron derrotar las provocaciones y los intentos de dividirlas, que encontraron formas de unidad amplias, multisectoriales, y que ganaron el apoyo del pueblo golpeado por la crisis y la política K.
Por este camino conquistaron triunfos importantes: petroleros patagónicos, portuarios de la Capital Federal, rurales de Río Negro, azucareros de Salta, Zanon en Neuquén, Renacer en Tierra del Fuego, etc.; y hay otras luchas en curso como Mahle.

3. La verdad de la crisis
“La crisis de confianza (pánico) ha terminado en EEUU; y con ella la crisis global” (Jorge Castro, Clarín, 13/9). Estos publicistas del sistema tratan de convencer a las masas de que la crisis “ha terminado”, y de ella ha salido un mundo en que la locomotora, China, “arrastra” a Estados Unidos, que a su vez logra salir a flote gracias a su “productividad”. Lejos de los delirios de Castro, economistas que escriben para los grandes grupos discuten si “el mundo se enfrenta a una recesión con forma de U, W o L (La Nación, 13/9). En “U” quiere decir que se arrastrará por un tiempo antes de salir; en “W”, que los planes de estímulo de los gobiernos, que en algunos casos logran una leve alza, pero al finalizar esos planes vendría una nueva caída, luego de la cual comenzaría la salida (una variante de esto sería “el serrucho”: breves ascensos y nuevas caídas continuados). En “L” sería una larga recesión, del tipo de la de 1929.
Refiriéndose a América Latina, el economista jefe del Banco Interamericano de Desarrollo afirma: “La crisis mundial está reforzando la tendencia a la desindustrialización de América Latina, pues China adquiere de nosotros productos básicos, no manufacturas” (La Nación, 13/9). Exacto para la Argentina. De la mano del kirchnerismo y su “asociación estratégica”, con China, la producción se concentra cada vez más en la soja, minería (cobre, oro, etc.), el petróleo, y muy poco más, mientras los productos industriales chinos (y brasileños) invaden el país arruinando la industria, que cayó en julio un 9,5%. Algunos sectores industriales fueron muy golpeados: automotor -24,1%, autopartes -30%, acero -33% (datos de la UIA). Además, la política agraria kirchnerista está provocando una liquidación de la producción campesina a favor de la concentración en grandes pooles y grandes terratenientes: entre 2002 y 2008 desaparecieron 59.943 explotaciones agropecuarias (Informe preliminar del Censo Nacional Agropecuario).
Las provincias acumulan una deuda impagable de $ 99.000 millones. Algunas ya comenzaron a fraccionar los pagos a los trabajadores estatales, y se vienen los “patacones”.
El gobierno no toma medidas anticrisis, como serían resolver el hambre y la situación de los desocupados y campesinos pobres, o una ley que frene los despidos, o una rebaja segmentada de los impuestos agrarios. La plata va a otro lado.
Entre 2003 y 2008 el gobierno K subvencionó al sector privado por $ 41.800 millones y lo eximió de impuestos por $ 26.800 millones, lo que suma $ 68.600 millones, superando ampliamente los $ 64.000 millones que invirtió en educación, salud, cultura, ciencia y técnica, agua, seguridad social, saneamiento y viviendas.
El gobierno resolvió en 48 horas el negocio del fútbol entre Kirchner y Grondona. Pero van dos años y medio de fuga de capitales: 43.000 millones de dólares. Mantiene en el Banco Central 46.000 millones de dólares de reserva, que solo utiliza para pagar la deuda, a la que se esmera por pagar: esta semana llegó al país en secreto una misión del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, otra del Departamento de Estado yanqui, y un representante de los bancos que preparan la negociación con los bonistas.

4. Fractura y peleas de los de arriba

Luego de la derrota electoral, las derechas opositoras le dieron al kirchnerismo un tiempo de gracia, temerosas de “la gobernabilidad” por los incendios sociales que va provocando la crisis. El gobierno aprovechó ese plazo para contragolpear: ley de superpoderes, acuerdo Kirchner-Grondona para el fútbol, veto a los beneficios para zonas de sequía, ley de medios audiovisuales, entre otros asuntos.
La fractura que divide al bloque dominante se convirtió en una batalla abierta y encarnizada. En particular la batalla para descuartizar al holding Clarín, y articular un gran multimedios K en torno a Telecom, que el kirchnerismo considera fundamental para la defensa del grupo conformado mediante el “capitalismo de amigos”. Pero no habría conseguido los votos necesarios para aprobar la ley, por lo que CK anunció que eliminarían a las telefónicas de esa puja. Tal es la importancia que el kirchnerismo le da a esa ley, que negocia el voto de Menem.
En la última actividad en la Casa Rosada, la semana pasada, junto a los funcionarios kirchneristas estaban los importadores y los representantes del “capitalismo de amigos”; con la notoria ausencia de los de la UIA, la AEA y los del agro.
En la reunión de Cobos con Macri, De Narváez, algunos dirigentes radicales, (y cartas enviadas por Reutemann y Solá), estos dieron pasos para articular un acuerdo opositor a partir del 10 de diciembre, desde el Congreso. El kirchnerismo respondió con una nueva campaña por la renuncia del vicepresidente. La jugada de las derechas opositoras está limitada: el nuevo Congreso recién comenzaría a funcionar en marzo, y sus leyes podrían ser vetadas por CK y reemplazadas por decretos de necesidad y urgencia. Con lo que se produciría una crisis política entre el Ejecutivo y el Legislativo.
Por su parte, grupos opositores tratan de “acorralar” al kirchnerismo con denuncias judiciales de algunos de sus negocios turbios, como el de los remedios truchos de Zanola y la Bancaria; investigación que amenaza también a otros sindicatos amigos del poder.

5. Sin feriados
El país está sacudido por la crisis, y la política del kirchnerismo que la descarga brutalmente sobre los trabajadores y el pueblo. Las derechas opositoras trazan sus planes con sus tiempos y sus programas de ajuste y devaluación.
Para la clase obrera y el pueblo, para las fuerzas patrióticas y democráticas, el camino es el que recorren los trabajadores de Terrabusi y el que llevó al triunfo a la multisectorial del Chaco. Multiplicar la confluencia de las luchas y la solidaridad con Terrabusi es la gran batalla que está en curso para torcerle el brazo a la patronal yanqui y marcarle la cancha a los monopolios y su oleada de despidos.
La realización del Encuentro Nacional de Mujeres, en Tucumán, es una batalla clave. Son ellas quienes están a la cabeza de la lucha, enfrentando la política kirchnerista que al descargar la crisis sobre el pueblo agrava duramente su doble opresión. Es notorio cómo operan grupos fascistas desde la derecha y algunas fuerzas trosquistas desde una supuesta “izquierda”; funcionales al kirchnerismo unos y otros, contra el Encuentro. Pero se van a romper los dientes contra los movimientos de mujeres que viene demostrando, en décadas, su fortaleza.
El 18, será otra cita democrática, en un nuevo aniversario del secuestro de Julio López. El 23, 24 y 25 la movilización será al juicio farsa contra Juan Carlos Alderete.
La realidad es que no hay feriados en el calendario de luchas. Se va desplegando el combate obrero, campesino, estudiantil y popular, patriótico y democrático. Se va amasando la unidad en las multisectoriales, fortalecidas con el rol creciente de los cuerpos de delegados y comisiones internas recuperadas.
Mientras los de arriba se pelean, los de abajo, desde la lucha, van forjando su unidad y su fuerza para terciar, con independencia programática y de acción, por el camino del Argentinazo y la rebelión agraria, para conquistar un gobierno de unidad popular, patriótico y democrático, que abra el camino liberador.