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10 de noviembre de 2015

Scioli ejecuta la política de ajuste kirchnerista y promete continuarla. Macri es otra variante antipopular. Dar la batalla política contra estos proyectos, con un voto para la lucha y fortaleciendo el PTP y el Frente Popular.

Votá en blanco

Hora Política Hoy Nº 1593

 

1. Cubriendo la retirada

 

1. Cubriendo la retirada

Tras la debacle electoral del 25 de octubre, en particular de su tocayo Aníbal, Cristina Fernández enfatizó su ninguneo de Daniel Scioli, reiterando que no importa el nombre del candidato sino que hay que votar el “modelo”. Trata de frenar el “desgarre” de su propia tropa, y lanza una campaña de miedo con “el cuco” de Macri para que voten al hasta el viernes pasado “impresentable”, aunque siguió sin nombrarlo. Como dijo el inefable gobernador de Misiones, Maurice Closs: “debemos tener la capacidad de tolerar el fenómeno de la sábana corta y, en todo caso, si sentís un poquito de frío en el pie, tenemos que aguantarnos… El problema es que si el 22 de noviembre perdés las elecciones, el 10 de diciembre te sacan la sábana entera y te cagás de frío de la punta de los pelos al dedo gordo del pie” (La Nación, 6/ll/2015).

Pero como Cristina es una persona práctica y sabe que eso puede suceder, apresura medidas para asegurarse el blindaje para el futuro, gane quien gane el balotaje. Como lo ha venido haciendo con el nombramiento de fiscales afines a Julián Alvarez y Gils Carbó, o de los directores del Banco Central afines a Axel Kicillof y Alejandro Vanoli (tanto Gils Carbó como Vanoli han anunciado que no van a renunciar gane quien gane el balotaje). O en la confección de las listas de Diputados para garantizar, aun perdiendo, inmunidad parlamentaria para su hijo Máximo, Eduardo “Wado” de Pedro, Andrés “Cuervo” Larroque, José Ottavis y el propio Kicillof (uno de los pocos camporistas que se arriesgó a un cargo ejecutivo fue Julián Alvarez, quien terminó perdiendo en Lanús).

También Cristina Fernández venía construyendo su “blindaje” en la Justicia, con la llamada ley de subroganacias, impuesta con su mayoría en el Parlamento. Esta ley fue creada a propósito para nombrar como jueces suplentes, con una mayoría parlamentaria inferior a la que exige la Constitución, a decenas de abogados afines a Julián Alvarez, que hasta la semana pasada operaba como secretario de Justicia y además como miembro del Consejo de la Magistratura.

Pero frenado este “blindaje” por el fallo de la Corte Suprema que declaró inconstitucional dicha ley, el kirchnerismo ahora avanzó sobre la Auditoría General de la Nación (AGN), el único organismo de control en funcionamiento pleno, que por el momento preside el radical Leandro Despouy. En medio de un debate que bordeó el escándalo, sin cumplir los requisitos parlamentarios para su tratamiento, los diputados del Frente para la Victoria lograron imponer como nuevos directores que representarán al Congreso en la AGN al hasta ese momento secretario de Justicia, Julián Alvarez, y al también hasta ese momento titular del Banco Nación, Carlos Forlón, quienes juraron de inmediato en sus cargos en el recinto. Así además de garantizarse el control futuro de la AGN, les da también impunidad pues ellos mismos serán los encargados de auditar tanto los “desarreglos” que han hecho en sus cargos, como a los demás funcionarios del gobierno kirchnerista.

También para contrarrestar el “frenaje” de la Corte Suprema a su avance sobre la Justicia, al día siguiente jueves 5, Cristina envió al Senado un nuevo listado para pedir acuerdo para el nombramiento de otros 15 fiscales, en su mayoría integrantes de la agrupación kirchnerista Justicia Legítima, para reforzar la “trinchera” armada con la procuradora general Alejandra Gils Carbó. Y acaba de firmar un decreto extendiendo las sesiones ordinarias del Congreso hasta el 9 de diciembre.

 

2. Distintos collares para un mismo perro

Ante el cuestionamiento de sectores internos del kirchnerismo por la decisión de Cristina Fernández de nominar a Daniel Scioli como su sucesor, la línea bajada por la Presidencia de la Nación fue que lo que se vota no es el candidato, sino el “modelo”. ¿Y, por qué podían haber sido candidatos de este “modelo” tanto Randazzo como Scioli, Urribarri, Gildo Insfrán y hasta Menem? Porque todos ellos coinciden en la esencia del “modelo”, que es el latifundismo en el campo y la dependencia a los imperialismos del país, con el “rumbo” impuesto por el kirchnerismo de privilegiar las relaciones con los imperialismos de China y de Rusia.

Si el candidato acuerda en preservar y profundizar este “modelo” y lo principal de su “rumbo”, hay que votarlo igual, aunque sea “tapándose la nariz”. Como dirían sus maestros restauradores del capitalismo en Rusia y en China: “no importa el color del gato con tal que cace ratones”.

En cuanto a sus oponentes de Cambiemos, que refleja la disputa por la hegemonía en el bloque dominante, ninguno de ellos cuestiona la esencia del “modelo”: el latifundio y la dependencia a los imperialismos. Cuanto más proponen un replanteo del “rumbo” o de aspectos del “rumbo”: hacia cuál de los imperialismos recostarse más. La cúpula del macrismo es la más tibia en este sentido: sólo ha hablado de rediscutir algunos aspectos de los acuerdos con China y con Rusia, y de “mejorar” las relaciones con los imperialismos “occidentales”, en particular con los de Estados Unidos, Alemania y Francia.

Es decir que, en definitiva, lo que discuten entre el gobierno y esa oposición es sobre qué sector de la gran burguesía intermediaria de los imperialismos va a hegemonizar el bloque dominante: si va a continuar el sector kirchnerista con sus matices –hoy representados electoralmente por “la bolsa de gatos” de la fórmula Scioli-Zannini– o los sectores que, –también con diferencias entre ellos, pretenden hacerse representar por Macri, para obtener un mejor lugar en la disputa por el control del país de los distintos imperialismos.

Por eso, tampoco Cambiemos habla del latifundio y la dependencia, cuyos males se han agravado con la política kirchnerista. Como el gobierno kirchnerista ha adulterado todos los números y su gestión es desastrosa por donde se la mire, ellos se ofrecen como “mejores administradores” para las clases dominantes. Frente a la “heterodoxia” del ajuste inflacionario, con el que el kirchnerismo descarga las crisis sobre los trabajadores y la producción nacional para preservar la estructura latifundista y dependiente, los economistas de Macri proponen una mayor “ortodoxia” en función del mismo objetivo: una más drástica devaluación del peso (que sea “más gradualmente” proponen los economistas de Scioli) y una mayor “apertura” a los capitales imperialistas “occidentales” (en lo que coinciden con Scioli).

En definitiva tanto Macri como Scioli coinciden en que la crisis la sigan pagando el pueblo y la producción nacional, ya que con estas medidas se refuerza aún más la estructura latifundista y dependiente, siendo la principal variable de ajuste también el ingreso de los trabajadores y de la mayoría de los campesinos y pequeños y medianos empresarios nacionales. En definitiva, tras las mutuas acusaciones para captar votos en el balotaje, ambos candidatos coinciden en el ajuste devaluatorio, hambreador y entreguista.

Por todo esto es necesario dar la batalla política por el voto en blanco o nulo como proponen el PTP y otras organizaciones del Frente Popular, fortaleciéndolos para acumular fuerzas para la lucha política, económica y social contra el ajuste inflacionario del kirchnerismo o el “más ortodoxo” de Cambiemos, quitándole legitimidad política al balotaje. La falsa opción a que nos quieren llevar, entre Scioli y Macri, es falsa para el pueblo y todos los verdaderos patriotas y demócratas, pues la pelea entre ellos es por quién administra, en la disputa dentro del bloque dominante, un sistema cuyas bases de poder están en el latifundio y la dependencia a los distintos imperialismos.