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02 de octubre de 2010

El 20/5 en Río Negro y el 3/6 en Capital Federal, vote en blanco, nulo o no vote.

Vote bronca, apueste a la lucha popular

Hora política

1 – Todos somos docentes santacruceños
La declaración de la conciliación obligatoria al conflicto docente en Santa Cruz hizo estallar la bronca en la provincia. El gobierno reprimió brutalmente a los manifestantes, pero los trabajadores y el pueblo no se rinden y siguen la pelea (ver página central).
La huelga golpea al corazón de la política kirchnerista: los salarios bajos y en negro que constituyen la columna vertebral de la política económica K. Y revela la verdad del “modelo santacruceño”: un feudo de las petroleras, pesqueras, mineras y terratenientes, bajo la ocupación de la Gendarmería, en donde salta la corrupción de los negocios públicos de los amigos y testaferros del poder K.

El tope salarial está roto
El gobierno de Kirchner pactó con las patronales un tope salarial del 16,5%. Lo hizo con la complicidad de Moyano y Yasky.
Las huelgas docentes rompieron ese tope salarial. Fueron huelgas prolongadas y duras, que tuvieron el apoyo de estudiantes y padres, de los desocupados, y de amplios sectores populares. Fueron un gran estímulo para las luchas de los estatales, y contribuyeron a elevar el estado de ánimo combativo en el conjunto del movimiento obrero. Ahí donde se pudo imponer la asamblea, el reclamo salarial fue del 25% para arriba.
Ahora, avanza una gran oleada de luchas salariales por aumentos del 23% al 38%: telefónicos (paro y movilización unido al reclamo de reducción de la jornada laboral), subtes (trabajo a reglamento), petroleros (paros parciales), maquinistas ferroviarios (paro de 72 horas). También están trabadas las negociaciones y hay amenazas de paros en gastronómicos, cuero, neumático, y la directiva de ATE debe decidir frente al paro nacional que se le reclama.
También, continúa la lucha de los desocupados por sus reclamos, con una gran jornada nacional de la CCC, con cortes de ruta y movilizaciones en todo el país.


2 – La confluencia popular
Hay grandes luchas estudiantiles, junto a la huelga de la Conaduh y su carpa, que van abriendo paso a una oleada combativa en las universidades.
Numerosas luchas de los pueblos y naciones originarias recorren el país. Crecen los reclamos contra Tinelli, Benetton, Eurnekian y otros terratenientes que los han expulsado de sus tierras para emprendimientos sojeros o turísticos. Y crecen los reclamos en los barrios de originarios en las ciudades, como el prolongado corte de vías de los qom en Rosario.
El gobierno maniobra, aprovechando la época de la cosecha de la soja, para sortear el temporal campesino. Pero la falta de respuestas a los problemas de fondo de los productores rurales, y el cansancio por el doble discurso, hacen que la perspectiva sea de lucha.
La carestía, el secuestro de Julio López, el asesinato de Carlos Fuentealba, la ocupación militar de Santa Cruz, el “caso Skanska” y la corrupción (ver pág.3), el caso Botnia, entre otros hechos, desnudan ante grandes masas el doble discurso kirchnerista. Así, cuando predomina una política unitaria justa, confluyen en las luchas los trabajadores ocupados, desocupados y jubilados con las capas medias, rompiendo con la división que empujan las clases dominantes. Las organizaciones de coordinación popular multisectorial van teniendo un papel protagónico en la política nacional.
Esta confluencia popular va creando una situación nueva, en la que cada sector tiene mejores condiciones para impulsar sus reclamos, y la unidad de ir por más en temas de fondo.


3 – Se debilita el gobierno K
El desborde de la inflación empujó las luchas obreras que están rompiendo el tope salarial. También estimula las luchas contra los presupuestos miserables en lo social, educación, salud, medio ambiente, etc. El combate obrero y popular golpea las vigas maestras de la política económica kirchnerista, y se va colocando en el centro de la escena política nacional, dividiendo aguas entre una política al servicio de los monopolios imperialistas, la burguesía intermediaria y los terratenientes, por un lado, y por el otro, las grandes masas populares.
Esta es la razón principal del debilitamiento de Kirchner. Y es, también, lo que empuja la división de los de arriba, que saca a la luz la corrupción (las encuestas oficiales dan que con el “caso Skanska” el gobierno perdió de un 5% a un 12% de “imagen positiva”). Y recién empieza.
Los ganaderos de Carbap hicieron sentir su paro con un ingreso mínimo de vacas en Liniers.
El sistema de partidos políticos, golpeado por la crisis de hegemonía, se ha vuelto caótico. Surgen reagrupamientos políticos, en muchas provincias, por fuera del kirchnerismo, o con los que éste debe negociar. El aparato sindical del sistema está lleno de divisiones y va siendo jaqueado por la presión desde abajo.
Las choques entre el gobierno y la iglesia católica son cada vez más intensos. Kirchner logró sentarse a negociar con el obispo Piña, luego éste fue desautorizado por el episcopado, y el obispo Romanín hizo duras declaraciones sobre la persecución del gobierno provincial a la oposición.
El fracaso de la política de Defensa ha mostrado la debilidad de la Argentina, en una situación regional muy compleja por las tensiones separatistas en Bolivia y las presiones yanquis sobre la Triple Frontera. Basta enumerar el aeropuerto de Ezeiza que opera sin radares, el incendio en el único barco que sostiene las bases antárticas (la ministra Garré “se comió el garrón” de que el embajador inglés la entrevistara para ofrecerle “colaboración” en el reabastecimiento y relevo de las bases), y la caída de un avión Mirage con la muerte del piloto en el aniversario del bautismo de fuego de la Aeronáutica en Malvinas.
El gobierno intentó contragolpear en Santa Cruz, pero cayó en el ridículo con el “atentado” de José Mansilla, un personaje que fue empleado de Austral Construcciones, empresa de Lázaro Báez (un testaferro” de Kirchner), habilitado por la policía santacruceña para trabajar como vigilador en la empresa Fortaleza pese a tener numerosas hospitalizaciones por sus trastornos mentales.

El gobierno y sus rivales
El gobierno busca retomar la iniciativa y ganar tiempo para llegar a las elecciones de octubre; elecciones en las que, con más dificultades de las que imaginó, aparece como ganador frente a sus rivales.
Los rivales del kirchnerismo dentro del sistema, Lavagna, Telerman-Carrió, López Murphy, Macri (que se muestra “modosito” desde que Kirchner lo prefirió frente a Telerman-Olivera), buscan reagrupar fuerzas en frentes provinciales y nacionales con los que el kirchnerismo va dejando afuera de sus listas de candidatos.
Son reagrupamientos que expresan las fracturas y resquebrajamientos en las clases dominantes. Casi todos proponen una política de menos forcejeos con los yanquis, tal como lo vienen reclamando Techint y otros grupos interesados en los “nichos de negocios” del gran mercado estadounidense. Plantean despegarse de Chávez y arrimarse a Lula. Y formulan una política de reconstrucción de las instituciones del Estado que “deje atrás el pasado” y empuje la “reconciliación”. Nada nuevo que no hayamos visto en los gobiernos de Alfonsín y Duhalde. Algunas de estas posiciones las recoge el kirchnerismo, haciendo trascender que serán los cambios que hará “el gobierno de Cristina K”.


4 – La pulseada electoral
Las fuerzas populares tienen por delante una gran pulseada política en las elecciones. Por diversas razones no ha sido posible construir un frente electoral de las fuerzas populares, patrióticas y democráticas. Han contribuido a esto la agresiva política kirchnerista de “borocotización”, y que grandes masas temen que el desbarranque de Kirchner sea aprovechado por las fuerzas fascistas.
También pesan las ilusiones electoralistas de fuerzas reformistas y de izquierda que imaginaron un largo reflujo de la lucha popular después del triunfo electoral de Kirchner en el 2005. Se equivocaron. Las huelgas, grandes movilizaciones y puebladas muestran que las brasas del Argentinazo están prendidas, y cuando se las sopla se producen grandes incendios. Por eso, en estas elecciones, la única posición que puede unir a lo fundamental de la oposición popular, patriótica y democrática, oposición tanto al kirchnerismo como a sus rivales dentro del sistema, es el voto bronca: blanco, nulo y la abstención.
Es un arma electoral que usó el radicalismo, combinada con levantamientos armados, cuando se enfrentaba “al régimen”. La empleó el peronismo, unida a las huelgas y a “la resistencia” contra las dictaduras y las proscripciones. La aplicó el pueblo contra Menem, en el ‘97, cuando le mancó la re-reelección; y luego contra De la Rúa, cuando más de 10 millones de votos bronca le dieron al país el envión político hacia el Argentinazo. La pulseada electoral es un gran desafío político para las fuerzas populares. Instalar el voto bronca exige llevar a las fábricas, reparticiones, aulas, barrios y el campo el debate franco, hoy en la Capital Federal y en Río Negro, donde ya están en marcha las elecciones. 
El kirchnerismo, como lo ha demostrado el secuestro de López y el asesinato de Fuentealba, no es barrera de contención frente a la derecha fascista; la única barrera es la lucha popular, la confluencia multisectorial, y el voto bronca.
El voto bronca es la herramienta que tiene el pueblo para fortalecerse en la lucha, evitar la dispersión y terciar desde sus propias posiciones, aprovechando las contradicciones entre los de arriba sin ser usados por ninguna de ellas. Vamos al voto bronca con tiza y carbón, con mariposas y volantes, y peleando los espacios en diarios, radios y televisoras.