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14 de mayo de 2014

Las políticas racistas y xenófobas avanzan entre los gobierno europeos, sin demasiada distinción entre socialdemócratas o conservadores

Yo deporto, tú deportas, nosotros deportamos

Crece la xenofobia en Europa

La oleada de deportaciones, que vienen practicando varios países con respecto a los inmigrantes de otros continentes (Asia, África y América Latina), se ha extendido dentro de la propia Europa.

La oleada de deportaciones, que vienen practicando varios países con respecto a los inmigrantes de otros continentes (Asia, África y América Latina), se ha extendido dentro de la propia Europa.
Todos los días se conocen nuevos casos de deportaciones y de reforzamiento de políticas antiinmigratorias. Por caso, el mes pasado, un grupo de españoles residentes en Bélgica denunció que el gobierno socialdemócrata de este país está tramitando la expulsión de más de 500 españoles “con pasaporte”. Como medida intimidatoria, para que estos españoles “invitados a abandonar Bélgica” lo hagan, se les ha suspendido el derecho a circular. El argumento de esta medida, violatoria de los derechos de los ciudadanos de la Unión y los miembros de sus familias a circular y residir libremente en el territorio de los Estados miembros, es continuidad de una política que llevó a la expulsión de este país, en 2013, de más de 2.700 ciudadanos europeos.
 
Alemania expulsará a desocupados de la UE
El partido de Ángela Merkel, con apoyo socialdemócrata, ha planteado limitar el permiso de residencia a los “parados” de otros países de la UE. Tanto el ministro de Interior, Thomas de Maziere, del partido de Merkel, la Unión Cristianodemócrata, como la ministra de Trabajo y Asuntos Sociales, Andrea Nahles, del Partido Socialdemócrata, han propuesto limitar de tres a seis meses la permanencia de un desocupado en Alemania. Es una vuelta de tuerca a los frenos a la inmigración, una de las medidas típicas de las potencias imperialistas en tiempos de crisis económica. Crisis que ha hecho reducir el presupuesto de subsidios por parte del Estado a los desocupados.
El ministro de Maziere ha declarado: “Lo cierto es que existe un problema especial de aceptación de la emigración de sinti y romaníes”, es decir,  de los gitanos. Sobre este pueblo se centran los crecientes ataques xenófobos por parte de sectores de la derecha alemana, que plantean cerrar la inmigración romaní sin más vueltas y expulsar a los actualmente residentes en Alemania. El gobierno, mientras tanto, discursea diferenciando una supuesta inmigración “negativa” de la “inmigración positiva” que Merkel, supuestamente, fomenta.
 
“Los vuelos de la vergüenza”
Distintas ONG vienen denunciando que se han llevado a cabo, desde diciembre de 2013, al menos tres vuelos entre España y Ecuador transportando ciudadanos ecuatorianos deportados. Estos vuelos, sin registro y financiados por el Estado español, han estado a cargo de la compañía Air Europa, que ha cobrado por estos “servicios”, los “vuelos de la vergüenza” como los llaman, 11.800.000 euros. El contrato acaba de ser renovado tácitamente por un año más.
Esta práctica se viene llevando a cabo desde 2010, cuando por una circular de la Comisaría General de Extranjería y Fronteras se ordenaba la detención de ciudadanos extranjeros que no pudieran acreditar su identidad o que se encontraran en España de manera ilegal. Esta circular, denunciada por el Sindicato Unificado de Policía, permitía llevar a comisaría a los ciudadanos extranjeros que no tuvieran encima su documentación, para su posterior deportación. El paso previo a la deportación es quedar presos en los Centros de Internamiento de Extranjeros de España, de los que hay muchos testimonios de vejaciones físicas y psicológicas. Uno de los internados denunció que sus compañeros de celda (dominicanos y hondureños, además de ecuatorianos) se comían las pilas del control remoto para ponerse enfermos y no ser deportados. 
El gobierno del presidente Correa, con su silencio, avala esta política, y no brinda ningún tipo de asistencia a los ecuatorianos que, la mayoría de las veces, llegan con lo puesto y sin siquiera un teléfono para avisar que han regresado a su país. El embajador Fernando Flores, que dirige la Unidad de Protección a la Comunidad Migrante del Ministerio de Relaciones Exteriores dijo en una entrevista al diario español El País que “desconocía” el arribo del último de estos vuelos, del 12 de abril, porque aún “está buscando canales de comunicación con las autoridades de los países de recepción de la migración ecuatoriana”.