miércoles 22 de julio de 2009
Se agudiza la crisis por arriba y aumenta la bronca por abajo
1. Encierro y maniobrasA más de una semana del cachetazo electoral del 28 de junio, con cambios cosméticos en el gabinete de su gobierno, en su discurso del 9 de julio en Tucumán la presidenta Cristina Fernández lanzó su exhortación al diálogo y se retiró a pasar el fin de semana largo en su “lugar en el mundo” que tan buenos réditos económicos le está dando (ver La fortuna de los Kirchner).Algunos de sus ministros parecieron creerse eso de la apertura, y hasta llegaron a hablar de correcciones en el Indec y un desplazamiento del secretario de Comercio Guillermo Moreno. Pero la libre expresión de los ratones duró poco, con el regreso de Cristina el lunes 13. Entretanto, Néstor tomaba otro avión oficial con escala en el feudo de Aluar (Madryn, en Chubut) para tratar de recomponer relaciones –deterioradas por las fisuras abiertas en el seno del sector hegemónico en el bloque dominante– con esos patrones y los de la pesca. Y limar, de paso, las pretensiones independentistas de Mario Das Neves. Esa recomposición parece que no le será fácil, por la reacción de Das Neves, quien se presenta como mejor administrador para esos patrones (en particular Pan American, Repsol y la propia Aluar).No parece ser más fácil la tarea de Cristina. Primero, mandó a Randazzo a acotar el “diálogo” con los partidos políticos a las internas abiertas obligatorias y a cinco rondas con diez partidos a la vez. Y luego, para lograr que concurrieran, tuvo que aceptar que primero…