miércoles 29 de junio de 2022
Para no seguir pagando la crisis, unir las luchas populares, nacionales y democráticas
1. Crecen la bronca y las luchas La situación del pueblo argentino se agravó. Crece el hambre, es notoria la baja en el consumo de carne y leche. Con la llegada del frío se profundizan los sufrimientos de los sectores más empobrecidos, mal alimentados y con las garrafas a 1.000/1.200 pesos en muchos barrios del Gran Buenos Aires. La inflación galopante va achicando cada día salarios, jubilaciones y subsidios. El gobierno promociona cierto crecimiento de la economía y del empleo. Lo que no dicen en las estadísticas es que esto en gran medida es sobre la base de salarios miserables, en negro o precarios. También sobre una importante caída del poder de compra del salario de los trabajadores formales. Con los aumentos brutales de los alquileres se agrava el drama del techo para los sectores populares. En las calles de la CABA, el distrito con más presupuesto, hay familias enteras viviendo en las calles: no hay plata para pagar los alquileres. Como se reflejó en el congreso nacional de la FNC “gran parte de los campesinos no tienen plata para pagar los arrendamientos”. Ni que hablar la situación en la educación. El invierno puso al desnudo la situación de las escuelas en la provincia de Buenos Aires y en todo el país. No solo hay escuelas sin calefacción, sino que la interrupción de las clases por problemas edilicios, instalaciones eléctricas, falta de agua, son cotidianos en la vida de alumnos y docentes. La falta de gasoil dificulta el trabajo agrario,…